Lo que cabe esperar de la victoria republicana
Los resultados de las elecciones de EE UU han otorgado la victoria al presidente Bush, que ha ganado el voto popular por un margen de más de 3,5 millones de votos sobre Kerry y ha conseguido un número de récord de sufragios en unos comicios presidenciales (58.603.902). La confirmación definitiva de la victoria se prolongó por la incertidumbre en Nuevo México, Iowa, y particularmente, Ohio con 20 votos electorales, donde Bush ha aventajado a Kerry en unos 136.000 votos.
Al tiempo, los republicanos mantienen el control de la Cámara de Representantes y han aumentado su ventaja en el Senado, lo cual reforzaría la agenda del Partido Republicano. Es la primera vez, desde principios del siglo pasado con McKinley, en que un presidente republicano es reelegido ganando también el Congreso.
¿Cuáles serán las consecuencias de la victoria del presidente Bush? æpermil;l es muy consciente de que tiene un margen de dos años para implementar las áreas claves de su programa electoral antes de convertirse en lo que aquí llaman un lame duck. Durante la campaña ya se comprometió ante sus seguidores a actuar rápidamente para implementar algunos de los aspectos más controvertidos de su programa electoral, como la privatización parcial del sistema de pensiones.
A corto plazo lo claro y relativamente rápido de su victoria será una buena noticia para los mercados financieros, que respondieron el martes negativamente a los datos sobre la participación y a los resultados preliminares de las encuestas a pie de urna, que pronosticaban la victoria del senador Kerry, con una bajada de casi 19 puntos en el Dow.
Las propuestas económicas continuistas de Bush son atractivas para muchos inversores que ven positivamente las bajadas de impuestos, los procesos de desregularización, y la privatización parcial del sistema de la Seguridad Social.
Desde un punto de vista geopolítico no se deben esperar grandes cambios. Bush continuará centrándose en la Guerra contra el Terror con una estrategia que enfatizará los instrumentos militares sobre los del poder blando. El amplio margen de victoria en el voto popular le serviría de confirmación del apoyo del pueblo norteamericano a sus políticas en Irak, pese a que la mayoría de los analistas pensamos que habría ganado a pesar de Irak y no por Irak.
No caben esperar tampoco grandes cambios en el Oriente Próximo y en el proceso de paz. Sólo un cambio de liderazgo por el lado palestino (Bush detesta a Arafat) podría llevar a nuevas estrategias en el área. Es muy posible que Bush endurezca sus posiciones en relación a Corea del Norte e Irán, que hasta ahora se han resistido a dar su brazo a torcer en sus programas nucleares.
Europa tendrá que vivir otros cuatro años con una Administración que muchos líderes del Viejo Continente detestan, lo que puede llevar a una profundización de la brecha que se ha abierto en los últimos años. Los intereses comunes que unen a europeos y norteamericanos deberían llevar a la construcción de nuevos puentes sobre temas de interés común. Lo más deseable, aunque no fácil, sería que se separase la guerra de Irak de los otros asuntos bilaterales. En el campo comercial podemos esperar una continuación de las estrategias de los últimos años, marcadas por consideraciones de índole doméstica y la preocupación por los procesos de deslocalizaciones.
La reelección de Bush debería de servir como acicate a los europeos para avanzar en la política exterior y de seguridad común. Al mismo tiempo, puede servir como elemento aglutinador que podría facilitar la aprobación de los referendos sobre la nueva Constitución Europea.