Iberia gana el pulso de Barajas
El Ministerio de Fomento despejó ayer la incógnita de cuál será el inquilino de la nueva terminal de Barajas. El consejo de administración de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), dependiente del departamento que dirige Magdalena Álvarez, adjudicó la mayor parte de la nueva terminal 4 (el 81% de su capacidad) a Iberia y a la alianza de aerolíneas Oneworld, de la que forma parte. El reparto se completa con la ubicación de Spanair y a su alianza Star Alliance en la terminal 1, con Air Europa en la 3 y parte de la 2, y con las compañías de Sky Team, así como algunas aerolíneas no integradas en alianzas, en la terminal 2.
La decisión tiene un claro vencedor, Iberia, pues podrá acometer su ambicioso plan de expansión sin el peligro de estrangularse precisamente en su mercado de origen. Parece lógico que el Gobierno se haya decantado por esta opción, pues es la que los análisis de los técnicos de AENA siempre habían defendido. Sendos informes, elaborados en 2001 y 2003, apoyaban la candidatura de Iberia, aunque en su momento fueron desoídos por el anterior ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos. Y es que el responsable de Fomento del último Ejecutivo del PP se había decantado por un incomprensible reparto entre Iberia y sus socios y Spanair y los suyos.
Es Spanair, la aerolínea que preside Gonzalo Pascual, la que, al menos sobre el papel, ha sido la que ha salido peor parada con el reparto. Spanair y sus socios deberán conformarse con la terminal 1, la parte más vieja, junto a la terminal 2, del aeropuerto madrileño. Esta resolución de Fomento cayó como una auténtica bomba en la compañía. Tanto que ayer mismo anunció que la recurrirá. 'Utilizaremos todos los elementos jurídicos a nuestro alcance en las instancias nacionales o comunitarias competentes en la materia' para invalidar el reparto, explicó un portavoz. Spanair estima que la decisión puede provocarle serios quebrantos económicos y que podría contravenir la libre competencia.