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Futuro

Los intereses cruzados en el sector energético

Con la salida de Alfonso Cortina de la presidencia de Repsol se desbloquea el camino a futuras operaciones, no sólo de fusión, en las grandes el empresas energéticas. Con Brufau al frente de la petrolera, tanto La Caixa, como Repsol, podrán hacer uso de las participaciones en cadena o cruzadas que tienen en distintas empresas del sector para afrontar nuevos proyectos.

No en vano, una vez tomada la decisión de 'invitar' con sutileza a los presidentes de las empresas privatizadas a abandonar sus cargos, el Gobierno tenía muy claro que el relevo de Alfonso Cortina por alguien de confianza, debía ser el primero, porque también resultaría el más efectivo y rentable.

De entrada, La Caixa, que tiene un 12% del capital de Repsol, además de tener las manos libres en la petrolera para impulsar proyectos comunes con Gas Natural (la filial que comparten con más del 60% del capital), también tomará las riendas, con Brufau al frente de Repsol, de los destinos de Gas Natural. Como señalan fuentes del sector, 'los vasos comunicantes quedan ahora despejados'.

Sólo en este caso, se podría retomar el importante proyecto de crear una gran compañía, a partir de una sociedad de Repsol, Gastream, sobre la base de los activos complementarios de los dos socios en toda la cadena del gas. Este proyecto se frustró por el desacuerdo entre Cortina y Brufau en la valoración de los activos gasísticos de ambos grupos.

La segunda oportunidad que brinda el recambio de Cortina es la fusión de Gas Natural con Aguas de Barcelona (Agbar), una operación diseñada en su día por La Caixa que permanece escondida en el cajón de algún despacho de la entidad catalana desde el verano de 2003. Amén de otras posibles combinaciones de fusión, como la de Gas Natural con Endesa, la primera eléctrica española, donde La Caixa ya podría hacer valer sus derechos sobre el 5% del capital, sin encontrar oposición por parte de su principal socio, Repsol.

Planes para Enagás

El Gobierno insiste en que nada ha tenido que ver con el relevo en la presidencia de la petrolera y que no ha impuesto como condición que su sede siga en Madrid. Sin embargo, fue necesario el beneplácito del ministro de Industria, José Montilla, para quien Brufau tiene la doble ventaja de no estar marcado políticamente (es el representante del accionista en Repsol) y, al mismo tiempo, de tenerlo a su favor. Por ejemplo, para abordar la posible fusión entre Enagás, el gestor del sistema gasístico, en la que Gas Natural mantiene un 35%, y REE, el gestor del transporte eléctrico, con un paquete del 28,5% en manos de la SEPI.

El Gobierno se enfrenta en estos momentos a la transposición de las directivas europeas sobre liberalización de los mercados del gas y la electricidad, que obliga a la separación de la operación y propiedad de las redes energéticas, de lo que es puramente su gestión. En REE la cuestión está resuelta, porque esta compañía, al frente de la cual el Gobierno ha colocado a Luis Atienza, no es comercializadora. Este es, en cambio, el caso de Enagás, que sí estaría obligada a hacer una separación jurídica de actividades creando dos sociedades.

Como las directivas ofrecen la posibilidad de unificar la gestión de las redes eléctrica y del gas, tal como sucede en otros países, una de las opciones que baraja es crear un único gestor Industria.

En aplicación de la norma que prohíbe tener más de un 5% del capital en Enagás (también en REE), Gas Natural debe vender antes de finales de 2006 su paquete del 35%. Otra de las posibilidades que estudia el Gobierno es la de un intercambio de participaciones entre los dos gestores. Así, aprovechando la colocación de las acciones de Gas Natural, ésta podría reservar una parte para REE, a cambio de que la SEPI le ceda a Enagás otro paquete del gestor eléctrico. Brufau, según fuentes del sector, facilitaría al Gobierno esta tarea.

Queda por ver, no obstante, el papel que vayan a jugar en el futuro mapa energético el BBVA (que tiene un 5,1% en Repsol y otro 5,3% de Iberdrola) y Caja Madrid, con otro 5% de Endesa.

La incómoda posición del BBVA

La Caixa ha conseguido poner a un hombre de su confianza al frente de Repsol, la única empresa con una participación importante en la que no tenía poderes ejecutivos. Para proceder al relevo ha contado con el apoyo de Pemex (con un 4,8% del capital), primero, y la aquiescencia del Gobierno, después.Sin embargo, la entidad no ha buscado el respaldo del BBVA, que tiene un 5,1% en Repsol, porque, además de no necesitarlo (entre la entidad catalana y Pemex suman casi el 20% de los votos de Repsol) así evitabn 'deberle el favor a su presidente, Francisco González', según fuentes cercanas a Repsol.Otras fuentes financieras aseguran que en el BBVA 'se han sentido molestos' por la manera en que la caja catalana ha procedido al relevo y que a ese descontento respondió su abstención ante el nombramiento de Brufau. Y, hasta tal punto, que algunos analistas pronostican que el BBVA podría estudiar la posibilidad de abandonar el capital de la petrolera.

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