El gestor impasible abandona sin ruido el sillón
Lleva 30 de sus 60 años desempeñando funciones ejecutivas en importantes empresas de los sectores de la construcción, el cemento, el inmobiliario, la banca y el petróleo. Sus primeros pasos los dio en el negocio bancario, donde desempeñó distintos cargos en el BBVA, Banco Zaragozano y Banco Central.
Además, cuenta con una amplia experiencia en grandes empresas españolas, como Portland Valderrivas, Cementos Portland, FCC y Grucycsa. Y ha sido miembro de importantes consejos de administración: el de Ferrovial, el BBV y el BBVA, éste último, entre 1995 y 2002.
Alfonso Cortina, madrileño y con dos hijos, es ingeniero industrial y licenciado en Ciencias Económicas. Hijo del diplomático y último ministro de Asuntos Exteriores de Franco, Pedro Cortina Mauri, y hermano de Alberto Cortina, sus allegados le consideran un hombre moderado y de su seriedad se deduce que 'no suele mostrar entusiasmo con casi nada'.
Cortina llegó a la presidencia de Repsol en junio de 1996 de la mano de Rodrigo Rato, a la sazón ministro de Economía y Hacienda. Bajo su gestión se remató la privatización de la petrolera española, sobre la que el Gobierno se reserva todavía una acción de oro.
En los últimos tiempos ha soportado el estigma de haber mantenido una estrecha relación con el anterior Ejecutivo. De hecho, tras el retorno del PSOE al poder todos los dedos le señalaron como uno de los primeros objetivos del Gobierno en su intento de cambiar a 'los gestores de las empresas privatizadas', cuyos 'perfiles' sorprendieron al propio ministro de Economía, Pedro Solbes, tal como declaraba a principios de agosto.
Los entresijos
Incluso los que añoraban la gestión de su antecesor en el cargo, âscar Fanjul, afirman que Alfonso Cortina conocía muy bien los entresijos de Repsol, 'sus puntos fuertes y flacos'. Además, pese a su moderación, tuvo la osadía de lanzarse a la compra de YPF en 1999, una operación estratégica, altamente peligrosa, pero que ha permitido a Repsol codearse con las grandes petroleras.
Casi la mitad del beneficio consolidado del grupo procede de la petrolera argentina y, como señalan en Repsol, en los ocho años que lleva al frente los beneficios se han multiplicado por tres y los ingresos por cinco.
Las duras disputas que ha mantenido con el presidente de Argentina, Néstor Kirschner, tras la crisis del gas que ha sufrido el país, formaban parte de una puesta en escena. Las buenas relaciones que Cortina mantiene con Kirschner se remontan a la época en que éste era gobernador de la provincia de Santa cruz, donde YPF tiene importantes yacimientos. El presidente argentino llegó a denunciar públicamente este año a Cortina de extorsión, por pedir una subida de las tarifas del gas, para poder hacer frente a las inversiones necesarias y cubrir el fuerte crecimiento de la demanda de gas en el país.
Hay quien asegura que, en este y otros enfrentamientos, a una simple llamada de teléfono de Alfonso, tal como lo llama familiarmente el presidente argentino, éste se ha mostrado firme.
Rico hombre
Alfonso Cortina figura entre los hombres más ricos del país y su fortuna, procedente ya de herencia familiar, se ha ido multiplicando. Sólo en Repsol ha ganado unos cuatro millones de euros al año, de los cuales, 2,8 millones corresponden a su sueldo como ejecutivo y, el resto, a retribuciones estatutarias e incentivos. En el caso de estas grandes empresas, los presidentes suelen tener pactado una indemnización por su salida y, aunque se desconoce la pactada por Cortina. Como referencia puede servir la del presidente de Telefónica equivale a tres anualidades más otra por antigüedad.
Tras la llegada del PSOE al Gobierno, muchos vieron moverse el sillón de Cortina. Sin embargo, con su gesto impasible, Cortina nunca mostró en público la preocupación por su futuro personal, aunque sí por el de la compañía, a la que califica como 'un bombón', que 'puede caer en cualquier momento en manos de un grupo extranjero'.
A pesar de todo, no falta quien asegura que este ejecutivo ha aprovechado los múltiples cargos que ocupa en prestigiosas instituciones para hacer lobbie frente al Gobierno y poder continuar en su cargo. Sin embargo, tal como señalaban sus colaboradores más cercanos, 'Cortina se marchará si se lo piden, sin hacer ruido y de manera elegante'.
Y así ha sido. Algo sí le ha debido de apenar: no poder realizar su sueño de trasladar la sede de la petrolera al rascacielos en proyecto en la que fue la Ciudad Deportiva del Real Madrid.