'Si gana Bush se legitimará la mentira'
La crítica a la Administración Bush que ha escrito el periodista y analista internacional Guillermo Medina (Sevilla, 1941) carece de la beligerancia y acidez de otras publicaciones que han llegado a España en los últimos meses con la misma temática. El imperio fallido analiza el fracaso de la doctrina del presidente de Estados Unidos George W. Bush, que 'está acentuando factores de fragilidad del país, dividiendo el mundo occidental e instigando el crecimiento de un sentimiento antiamericano en el mundo musulmán', según el autor, quien ha sido director de Ya, diputado, consejero de RTVE y de la SER y director de comunicación de Telefónica, entre otros cargos.
Sin duda el mayor fracaso de Bush ha sido Irak, comenta Medina, 'por la increíble irracionalidad de la gestión de la posguerra'. Para entender las acciones del actual gobierno de EE UU, acude al pensamiento que subyace: 'una actitud enormemente voluntarista de los miembros del Ejecutivo, que explica la capacidad para cometer errores y no reconocerlos ni rectificar'. Esto, unido al optimismo típico del carácter americano, 'les lleva a emprender cualquier aventura convencidos de que saldrán airosos'.
Pero Medina no ve inocencia a este respecto, más bien 'exceso de confianza, capacidad manipuladora y engaño' en las estrategias de la Administración, así como una utilización del miedo creciente a medida que la campaña electoral se ha ido endureciendo. 'Lo que muchos votantes no ven es que la diferencia entre Kerry y Bush es entre la verdad y la mentira. Si gana Bush el 2 de noviembre', mantiene, 'será una legitimación de los abusos y las mentiras'.
La sorpresa de Guillermo Medina se acucia ante lo que llama las paradojas de Bush: 'un presidente tan religioso, pero que aún no ha presidido ni un solo funeral por los muertos de la guerra en Irak, o una persona que ha eludido el ejército pero que promulga el militarismo como un signo de patriotismo'. Es la doble moral del presidente y sus colaboradores, clama el periodista.
La frase ya famosa con la que Clinton ganó el terreno electoral al padre del actual presidente en 1992, 'Es la economía, estúpido', parece también apropiada ante una situación económica que Medina califica de 'insostenible': el déficit récord de 412.550 millones de dólares en las arcas federales. 'No veo cómo Bush podría reducirlo en un 50%, tal y como está prometiendo, cuando también mantiene promesas de reducción de impuestos'.
El autor dedica varios capítulos a exponer las medidas que ha tomado desde el 11-S la Administración Bush para reformar y reforzar las fuerzas armadas y habla de 'la militarización de la economía. Cada vez más sectores dependen de las contrataciones militares', asegura. 'En la campaña no se ha tratado con demasiada profundidad los aspectos económicos y sociales', considera
Una última prospección electoral: 'El resultado del 2 de noviembre, por reñido, será difícil, y creará inseguridad a la economía'.
Tras una larga trayectoria como periodista, el autor publica el libro 'El imperio fallido', en el que critica 'la irracionalidad y el voluntarismo de Bush'
Probst ve a EE UU más dividido que nunca
La escritora estadounidense Barbara Probst Solomon aseguró ayer que nunca en su vida había visto a su país tan dividido como ahora y comparó la situación actual con la que se vivió allí en la Guerra de Secesión. A una semana de las elecciones en EE UU, Probst Solomon se pregunta: ¿qué podemos hacer? La respuesta la dio ayer en su discurso de agradecimiento por el premio Antonio de Sancha 2004 que le entregó la Asociación de Editores de Madrid: 'No podemos hacer lo imposible, pero siempre podemos hacer algo más'.El sector editorial ha querido premiar a la autora de Los felices cuarenta en reconocimiento a su apoyo a la cultura escrita en español y a su permanente labor de puente cultural entre España y Estados Unidos. Probst Solomon, que define su formación de escritora como una mezcla de la culturas estadounidense, española y francesa, reconoció que este premio es uno de los grandes placeres de su vida.La relación de la autora de Los felices cuarenta con España arrancó a finales de los años 40, cuando colaboró en el rescate de dos presos políticos.