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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Temor en el empresariado

La espiral en los precios del petróleo, que amenaza con frenar el consumo y la inversión, la consiguiente rebaja en las previsiones de crecimiento de las mayores economías y la perspectiva de que los tipos de interés vayan al alza están pesando cada vez más en el ánimo de los empresarios españoles. El Barómetro Empresarial elaborado por Metroscopia para Cinco Días revela cómo, en el plazo de un año, los gestores ha pasado de la euforia a una calculada cautela, en espera de que se despeje un amplio abanico de incertidumbres.

Aunque la percepción general mejora cuando los empresarios son preguntados sobre las perspectivas para su sector o su propia empresa, el sondeo pone en evidencia que un porcentaje menor de gestores prevé mejoras de beneficio, aumento de las inversiones o mayor número de contrataciones.

La opinión de los empresarios sobre el Gobierno socialista ha mejorado tímidamente. El temor a un mayor intervencionismo político en el mundo de la empresa, que despuntaba con fuerza en mayo, se ha disipado sensiblemente. Y, de hecho, ahora son mayoría los empresarios que opinan que el equipo liderado por Rodrigo Rato era más intervencionista que el de Pedro Solbes. Además, en general consideran que tienen un buen nivel de interlocución con el nuevo Ejecutivo. Pero una sensible mayoría del 45% sigue pensando que este Ejecutivo será peor para la economía que los Gobiernos del Partido Popular.

Los consultados recelan de las recetas del actual Gobierno para mantener la estabilidad económica, impulsar la productividad, promover la creación de empleo estable, frenar las deslocalizaciones de empresas o transmitir confianza a los inversores extranjeros. Sin embargo, valoran positivamente la gestión del máximo responsable de la política económica, el vicepresidente Pedro Solbes.

La encuesta pone sobre todo en evidencia un alto grado de incertidumbre. Y un creciente pesimismo que, aparentemente, no responde tanto a que las empresas estén atravesando dificultades como a la idea generalizada de que las cosas están empeorando. Estaríamos, pues, ante una percepción de crisis que, si no se ataja de manera eficaz, puede terminar desembocando en una crisis real.

Los empresarios necesitan pistas claras sobre cuál es la agenda económica del Gobierno y cuáles son los efectos que pueden derivarse de factores como el alza del petróleo o la subida de tipos de interés. Los Presupuestos Generales del Estado para 2005 ya lanzan señales sobre por dónde quiere ir la política de inversión pública, tanto en materia de infraestructuras como en equipamiento tecnológico y formación. Pero siguen existiendo importantes incógnitas en asuntos claves como las políticas para impulsar la competitividad y la productividad de la industria española.

La confianza en el vicepresidente Pedro Solbes como piloto de la política económica puede sostener el ánimo de los empresarios momentáneamente. Pero no será suficiente si el panorama internacional sigue agravándose o se produce algún shock imprevisto como un alza acelerada de tipos o el largamente anunciado estallido de la burbuja inmobiliaria.

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