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Acuerdo

Monti firma la paz con Coca-Cola tras cinco años de investigación

Mario Monti firmó ayer la paz con Coca-Cola poniendo fin a una investigación que se ha prolongado durante los cinco años de su mandato como comisario europeo de Competencia. Bruselas renuncia a multar a la multinacional por abuso de posición dominante a cambio de que suscriba un compromiso legalmente vinculante para moderar su agresiva política de distribución. El pacto pone fin a todas las investigaciones nacionales, incluida las del Gobierno español.

Un Mario Monti visiblemente apagado presentó ayer en público la que, probablemente, sea una de sus últimas decisiones de alcance internacional como comisario de Competencia. La próxima semana expira el mandato de cinco años y el puesto del italiano será ocupado el 1 de noviembre por la holandesa Neelie Kroes.

El último expediente internacional de Monti deja un cierto sabor a tregua y cansancio. Tras haber impuesto a Microsoft la multa más abultada de los 12 años de política europea de competencia (497 millones de euros) y haber impedido a General Electric la mayor fusión industrial de la historia (con Honeywell, valorada en casi 40.000 millones de dólares), Monti se despide se firmando la paz con otra de las grandes multinacionales del planeta. 'El nuevo Reglamento que entró en vigor el 1 de mayo de este año nos permite este tipo de soluciones, más orientadas a conseguir compromisos de las empresa para el futuro que a imponer multas que frenarían la colaboración de las empresas', justificó el comisario.

El acuerdo suscrito ente Monti y el presidente de Coca-Cola, Neville Isdell, obliga a la compañía y a sus tres principales embotelladoras europeas a respetar durante cinco años ciertas normas en sus relaciones comerciales con el sector de la hostelería y la distribución en todos aquellos países europeos donde la compañía tenga una cuota de mercado superior al 40% (es el caso de España).

En esos países (la mayoría de la UE), Coca-Cola no podrá imponer a sus clientes ninguna cláusula de exclusividad que les impida servir o distribuir las marcas de otras compañías de refrescos.

Los descuentos ligados a objetivos de ventas que actualmente ofrece la multinacional dejarán también de existir.

La multinacional de Atlanta tampoco podrá seguir supeditando la distribución en Europa de sus productos estrella -la propia Coca-Cola o la Fanta de naranja- a la venta de otros menos populares como Sprite o Vanilla Coke.

Por último, Coca-Cola se compromete a permitir que el 20% de la capacidad de los frigoríficos que coloque con su marca en locales públicos se destine a bebidas de sus competidoras. Coca-Cola se compromete a remitir un informe anual a Bruselas sobre el cumplimiento de estas limitaciones, que serán efectivas totalmente a partir del 1 de enero de 2006.

Dick Detwiler, portavoz de PepsiCo International, augura que estas condiciones 'supondrán importantes cambios en el sector de bebidas refrescantes carbonatadas en Europa, una industria de 17 millones de euros'. 'Siempre hemos buscado una competencia leal', señaló por su parte en un comunicado el presidente de Coca-Cola. Neville Isdell cree que 'estos compromisos darán claridad a la aplicación de las normas comunitarias de competencia a nuestras prácticas comerciales'.

El acuerdo se someterá ahora, antes de su aplicación oficial, a un período de consultas con el sector, pero Detwiler ya adelanta que 'aumenta la competencia y devuelve finalmente a los distribuidores la libertad de ofrecer otros productos a los consumidores'.

'También es bueno para Coca-Cola', añade, 'pues pone fin no sólo a la investigación de la CE, sino también a las de otros países'. Entre ellas, la iniciada por el servicio español de Defensa de la Competencia, que ahora deberá archivar definitivamente el expediente.

Condiciones

Coca-Cola y sus tres mayores embotelladoras en Europa tendrán que respetar durante cinco años ciertas normas en los países con una cuota de más del 40% del mercado, como es España. Entre otras, no podrán imponer cláusulas de exclusividad de ventas.

Las embotelladoras deben firmar el acuerdo si no quieren dejar de serlo

El acuerdo entre Coca-Cola y la Comisión Europea reserva un apartado específico, aunque sin citarlo, al mercado español, informa Fernando Sanz. Pepsi quería asegurarse de que el acuerdo marco obligase también a las siete embotelladoras independientes con las que opera en España. El acuerdo establece que Coca-Cola obligará a sus embotelladoras en España a adherirse al acuerdo en el plazo de 90 días desde su entrada en vigor. Y establece que si alguno de estos embotelladores no firmase en el plazo citado, la compañía, es decir el grupo Coca-Cola, contará con un plazo de 120 días desde la entrada en vigor de acuerdo para romper el contrato con la embotelladora que no acepte el pacto.De igual forma establece que cualquier embotelladora que pase a engrosar a lista de colaboradores de Coca-Cola en cualquier país de la Unión Europea en el futuro estará obligado a firmar y aceptar el contenido del pacto.La salvedad respecto al mercado español, uno de los más potentes en Europa, era uno de lo grandes caballos de batalla de Pepsi en el contencioso con su competidor. En España la multinacional de Atlanta opera de forma distinta a como lo hace en el resto del mundo ya que son sus embotelladoras los que en realidad controlan aplican la política comercial del líder de las bebidas refrescantes.

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