Estadísticas más fiables en la UE
La credibilidad de la zona euro, la vigilancia presupuestaria de sus socios y la aplicación de una política monetaria coherente a su realidad económica exige un sistema estadístico de la máxima calidad. Los descalabros fiscales de Portugal (2001) y Grecia (2003), sobrevenidos en ambos casos tras procesos electorales, han puesto de manifiesto que muchas estadísticas de la zona euro están, cuando menos, distorsionadas. Y en casos concretos como los mencionados, flagrantemente amañadas.
El comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, adelantará hoy a los ministros de Economía de la zona euro sus iniciativas para desempañar esa imagen. Entre ellas figura la de dotar a la UE de una verdadera autoridad estadística comunitaria, mucho más allá del papel de compilador y tabulador de datos nacionales que se reserva ahora a Eurostat.
La Comisión, a través de su oficina de estadísticas, debe estar facultada para comprobar la veracidad de los datos más importantes que los países de la zona euro remiten dos veces al año a Bruselas. Las estadísticas sobre déficit, deuda, previsión de crecimiento del PIB y previsión de inflación no pueden seguir sometidas a los vaivenes electorales y políticos de cada país.
La zona euro se basa en un frágil equilibrio entre la política monetaria centralizada y la independencia fiscal de los socios. La vigilancia del rigor presupuestario, a lo que los ministros de Economía dedican la mayor parte de sus reuniones, no tiene sentido si parte de datos falsos. Pero tampoco el BCE tiene fácil acertar en su política sobre tipos de interés si las principales variables que contempla no responden a la realidad.
La credibilidad de la zona euro se basa en gran parte en la información que pueda facilitar a los mercados. La integridad e independencia de las autoridades nacionales y comunitarias encargadas de elaborar esa información resultan imprescindibles. Atrincherarse a estas alturas de la integración económica de Europa en pruritos nacionales para mantener el control de las oficinas de estadística sólo revelaría cortedad de miras.