La máquina que mueve 86 billones
Iberclear es el depositario central de valores del mercado. El registro, la compensación y la liquidación son tareas situadas en un segundo plano, pero esenciales para la Bolsa. Todos los movimientos pasan por aquí.
Para acceder a la joya más preciada de Iberclear, un ordenador gigante de color negro y plata capaz de ejecutar 259 millones de instrucciones por segundo, hay que pasar varios controles. Además, es necesario ir acompañado de un guía. El procesador central está en el sótano de un edificio próximo al Estadio Santiago Bernabéu de Madrid, separado físicamente de las oficinas de la cámara de poscontratación de la Bolsa española, que están en las plantas segunda y tercera, y no hay ningún cartel que indique su presencia.
Las medidas de seguridad responden al importantísimo papel que juega dentro del sistema financiero español: allí están los datos de los propietarios de todas las acciones cotizadas. Además, a través de este computador se compensaron y liquidaron operaciones de renta variable, renta fija privada y deuda pública por valor de 86,06 billones de euros en 2003. 'Si hay una catástrofe o si el sistema informático se cae por completo, existe otro procesador escondido en un lugar aún más secreto donde se replican todas las operaciones al nanosegundo', explica José Francisco Andrés, responsable de explotación.
Cerca de 100 personas, informáticos, abogados y economistas en su mayoría, trabajan en la trastienda de la Bolsa. Aunque en un segundo plano, puesto que los focos están puestos en la primera fase del proceso que conlleva la compraventa de un instrumento financiero, es decir, la cotización y contratación, la tarea de un depositario central de valores es esencial para que un mercado sea eficiente. 'Aquí nos encargamos de asegurar algo que puede resultar sencillo pero que en realidad es mucho más complejo: que el que venda acciones o bonos reciba el dinero y aquel que los compra disponga en el mismo instante de los valores', comenta Jesús Benito, uno de los tres directores generales de Iberclear, encargado de estrategia y servicios comunes.
El procesador que reúne los datos de todos los propietarios de cada uno de los valores replica sus operaciones en un nanosegundo a otro computador que esta en un lugar secreto
La primera tarea de Iberclear, previa a la de compensación y liquidación, es la de registrar la emisión total de valores que hacen las compañías cotizadas, así como la correspondiente propiedad de los inversores. 'Eso significa que los días en los que hay una OPV son bastante ajetreados, puesto que hay que dar de alta millones de títulos', indica Benito.
Hasta finales de la década de los 80 las acciones eran papeles físicos, al portador o nominativos. Sin embargo, en los mercados financieros modernos, con la desmaterialización de los títulos, el registro de valores se hace a través de anotaciones en cuenta administrados por sistemas informáticos.
Cuando las acciones o los títulos de renta fija cotizan ya en el mercado secundario, los inversores llegan a acuerdos de compraventa sobre un volumen determinado de activos y a un precio concreto. En ese momento entra en juego la fase de compensación y liquidación. 'Tras el acuerdo entre comprador y vendedor, desde Iberclear nos comprometemos a minimizar los riesgos. Para ello, se utiliza el principio de entrega contra pago, es decir, que la entrega del dinero y de las acciones se haga de forma simultánea para que ninguna de las dos partes se pueda ver perjudicada', según Benito.
Los intermediarios financieros, a través de los cuales los inversores canalizan las operaciones, y el Banco de España completan los vértices del triángulo de la poscontratación. Los primeros administran y custodian los valores una vez comprados por los clientes, mientras que el segundo gestiona las cuentas de efectivo de los intermediarios y se encarga de los sistemas de pago.
Los intermediarios financieros que son participantes en Iberclear a efectos del mercado bursátil mantienen dos cuentas en el registro gestionado por Iberclear: una a nombre propio y otra a nombre de terceros (los clientes). La suma de todas ellas tiene que ser igual al conjunto de valores emitidos. Por ejemplo, un cliente de Renta 4 compra 100 acciones de Arcelor y se las vende a un cliente de Safei. Iberclear restará del registro de valores de Renta 4 esos 100 títulos, en ambas cuentas, y se los sumará a Safei.
De forma paralela al movimiento entre comprador y vendedor en las anotaciones informáticas que representan los valores que tienen los intermediarios en las cuentas de Iberclear, se activa un segundo proceso: el movimiento de efectivo.
'Iberclear contacta con el Banco de España con el fin de realizar en las cuentas de tesorería que tienen los intermediarios en esta entidad las últimas variaciones: ingresa el dinero correspondiente en el depósito de la entidad cuyo cliente ha vendido los títulos y se los resta a la sociedad que los ha vendido', explica Cristina Ríos, del departamento de tesorería y contabilidad.
Como resultaría imposible liquidar cada compra y venta de títulos que se ejecuta de forma individual, Iberclear calcula en cada fecha de liquidación el saldo neto de valores y efectivos que corresponde liquidar a cada intermediario financiero.
Iberclear lleva a cabo la liquidación y compensación de las operaciones tres días hábiles después de la fecha de negociación. En ese día se realiza la inscripción de los movimientos de los valores resultantes de la liquidación en los correspondientes registros informáticos, incluyendo la asignación de referencias de registros. 'En todo caso, la comunicación de la ejecución lleva aparejado la disponibilidad de los valores o el efectivo desde el momento de la ejecución, abriendo la posibilidad de operar sin agotar los plazos, generando una mayor agilidad mediante mecanismos de liquidación provisional o preliquidación anticipada de operaciones', explica la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Antes de la sustitución de los títulos físicos por anotaciones en registros informáticos, la liquidación podría tardar hasta 15 días hábiles después de la fecha de negociación, puesto que en las acciones nominativas había que cambiar a mano el nombre del propietario.