Revuelta en la farmacia
La FDA, la Agencia de Alimentos y Medicinas de EE UU, el equivalente a las autoridades sanitarias, se encontró la semana pasada con la desafortunada sorpresa de que Chiron, la empresa que proveería de 48 millones de dosis de vacunas para la gripe a EE UU, no iba a poder hacerlo. La razón es que sus homólogos en el Reino Unido habían parado, por problemas de producción, la fábrica de esta empresa en Liverpool de donde saldrían las vacunas.
La decisión británica dejaba estupefactas a las autoridades sanitarias americanas, que habían previsto ampliar las vacunas para este invierno. Ahora habrá menos dosis que el año pasado. La gripe es la causa de muerte de 36.000 personas como media anual en EE UU.
Esta crisis se añade a la de la retirada del mercado por parte de Merck del Vioxx, un fármaco para la artritis. La farmacéutica tomó esta medida después de que estudios clínicos activaran la alarma sobre sus efectos secundarios. En la FDA se estudiaba también este fármaco, pero según el empleado encargado de ello, sus superiores trataron de suprimir sus conclusiones. Prominentes médicos han pedido que se investigue el caso.
Estos dos episodios han hecho repensar a muchos consumidores la consistencia de la razón de la FDA para prohibir la adquisición de medicinas en el extranjero. Afirman que 'no es seguro' adquirir fármacos en Canadá o México, lugares a donde viajan pensionistas y enfermos para hacerse con dosis mucho más baratas. Las diferencias de precio se producen porque en países con un sistema de salud público, las farmacéuticas negocian con un gran cliente, el Estado, lo que permite fuertes rebajas.
El argumento de la FDA sobre la presunta inseguridad enfurece a muchos consumidores que no acaban de creer este argumemto. Desde luego, el caso Chiron ha venido a demostrar que las autoridades británicas han estado tan atentas y diligentes como presumiblemente lo hubieran estado las americanas. Según un reciente estudio NOP World Health, más del 80% de los estadounidenses piensan que deberían ser libres de comprar medicinas fuera. El mensaje de las autoridades ha calado en parte y el 60% cree que Canadá es el único lugar seguro.
El presidente Bush, al contrario que su oponente John Kerry, apoya la cautela de la FDA pero ahora, en campaña, dice estar dispuesto a abrir la mano a importaciones si éstas son seguras. El problema del precio es tal que pese a la prohibición, Wisconsin, New Hampshire y Minnesota tienen páginas web oficiales que promocionan farmacias en Canadá y en Illinois se facilita la adquisición también en Inglaterra. En este estado calculan que si todos sus residentes compraran en Canadá ahorrarían unos 2.000 millones de dólares anuales. Las cuentas dejan a la FDA contra las cuerdas.