Peligro de extinción
Las pequeñas librerías se sienten más amenazadas que nunca por la competencia de las cadenas. Sus bazas son la profesionalidad y la especialización
Alfonso Otero, director de la Librería Fuentetaja, fundada a finales de los 50 en Madrid, lleva 37 años en el negocio del libro y desde entonces oye hablar de crisis en el sector. Nunca como ahora, sin embargo, la amenaza había sido tan real. Como en otros sectores del comercio, la expansión de las grandes cadenas está reduciendo la cuota de mercado de los pequeños y medianos establecimientos. Si sobreviven, es gracias a cierta especialización. El último estudio sobre el comercio interior del libro en España elaborado por la Federación de Gremios de Editores muestra como la cuota de mercado de las librerías ha pasado del 38,5% en 2002 al 36,8% en el último año, mientras la participación de las cadenas (El Corte Inglés, Crisol, Fnac, Casa del Libro y similares) ha subido del 11,7 al 14,7% en el mismo periodo.
Fuentetaja ha vivido la evolución en propias carnes. 'Llevábamos tres o cuatro años con un crecimiento sostenido entre el 10 y 12%, hasta que en 2003 se estancaron las ventas y durante este año, han caído', asegura Alfonso Otero.
Las cadenas han ido comiendo terreno a las librerías independientes con descuentos que compensan con la venta de otros artículos -en el caso de los libros de texto, del 25%, vendiendo a precio de coste, según los libreros-, promociones o flexibilidad de horarios.
Las pequeñas y medianas librerías se sienten indefensas. 'Los libreros somos una rara avis, siempre estamos luchando', comenta Paz Arias, propietaria de las Librerías Antonio Machado, con dos establecimientos en Madrid. Y añade, 'da la impresión de que siempre estamos atacando a las cadenas, pero de lo que estamos en contra es de la competencia desleal'. La de los horarios, por ejemplo. Paz Arias sostiene que no puede contratar una persona para trabajar los domingos, porque estaría mal pagada y poco cualificada.
Josep Cots, de la librería Documenta, de Barcelona, asegura que 'las pequeñas no tenemos recursos económicos para publicitarnos como ellas, ni tenemos su potencia de marca'. Sus vecinos de la Librería Sant Jordi entienden que 'las grandes resultan atractivas para comprar best seller, sobre todo por los descuentos, aunque sean del 5%'. El año pasado se vendieron en el mercado español más de 232 millones de ejemplares, con un precio medio de 12,03 euros, la quinta parte de ellos, libros de literatura.
Futuro negro
¿Cómo sobrevivir ante un futuro tan poco prometedor? Con profesionalidad y especialización. Mari Cruz López, gerente de Librerías Beta, con nueve establecimientos en Sevilla, basa su éxito en la capacidad de la firma para asumir riesgos. Josep Cots cree que las librerías generalistas independientes lo tienen complicado, de hecho ya no existen en Barcelona.
Antonio Machado y Fuentetaja son reconocidas por sus fondos bibliográficos. Si el cliente no encuentra un libro en sus stocks, se lo buscan, anuncian.
En otros casos, las librerías han optado por asociarse para hacer frente a la competencia de las grandes. La Librería Arenas, en A Coruña, es uno de los 87 establecimientos integrados en el grupo Librerías L, creado hace cuatro años para negociar mejores precios, explica su propietario Manuel Arenas.
La Formiga d'Or, en Barcelona, cuya antigüedad data de finales del siglo XIX, decidió hace tres años asociarse a Happy Books, lo que permitió al propietario Bernat Fàbregas idear una tienda que podría ser del año 2010.
Fernando Valverde, presidente de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), coincide en que el sector camina hacia la especialización. De hecho, Madrid es la ciudad que más librerías especializadas concentra. Marcial Pons, con tres tiendas en Madrid y una en Barcelona, apostó desde el principio por las ciencias sociales. Su responsable, Enrique Pascual, aclara que la amenaza es para todos, empezando por el bajo nivel de lectura -también universitario-. En su caso, afrontan la elevada atomización de los mayoristas, que en ocasiones dificulta el acceso a los libros, y la presión de las editoriales, que empiezan a vender a través de sus redes comerciales.
La importancia del libro de texto
La cuarta parte de la facturación del sector proviene de las ventas de libros de textos no universitarios y el 54% de éstas se realiza a través de librerías y cadenas. Por tanto, todo lo que afecte a este mercado será decisivo para el sector, matiza Fernando Valverde, presidente de (Cegal).Fue a raíz del real decreto del año 2000 que establecía los descuentos de libros de texto cuando los hipermercados consolidaron su posición -en estos momentos estancada, pasando de una cuota de mercado del 10,7 en 2002 al 9,8% en el pasado año-. Con esta política, abocaron al cierre a varias librerías (la Asociación de Papelerías y Librerías de Madrid, por ejemplo, desapareció). 'Los descuentos los pagan los libreros, no el Estado', recuerda Paz Arias.La política de precios que establezca la Administración será clave no sólo para los libros de texto. Ahora existe precio fijo, pero 'si se liberaliza, como ha ocurrido con los libros de texto, las librerías desaparecerán automáticamente', zanja Alfonso Otero.