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Cuentas públicas de 2005

Los guiños de los Presupuestos

Desde su llegada al Gobierno, el nuevo Ejecutivo ha insistido en la necesidad de cambiar el modelo de crecimiento de la economía española, probablemente de forma más rápida de lo que permite el ciclo, no sólo de España, sino también en el contexto internacional. El objetivo de la productividad y la apuesta por la innovación e investigación difícilmente puede criticarse, pero requiere del medio y largo plazo. En el mejor de los casos, si las políticas de gasto sobre las que se ha comenzado a incidir resultan adecuadas, los resultados no se verán hasta final de legislatura.

Esta inquietud por transmitir guiños a los agentes económicos se intuye en el cuadro macroeconómico con un freno al crecimiento de la inversión en construcción algo apresurada y poco deseable, mientras no esté garantizado el relevo de otros agregados, como demanda externa o inversión en bienes de equipo. En el horizonte inmediato, el grueso del crecimiento seguirá en los mismos sectores que han protagonizado su diferenciación respecto a los socios del entorno.

El consumo y la construcción tendrán que ser de nuevo los principales artífices del 3% de crecimiento del PIB en 2005, que sin pecar de exceso de voluntarismo se sitúa en la banda alta de las previsiones razonables.

'El objetivo de la productividad y la apuesta por la innovación e investigación difícilmente puede criticarse, pero requiere del medio y largo plazo'

Algunas de las amenazas a la demanda interna, lejos de suavizarse, siguen presentes drenando capacidad de consumo a las economías domésticas. Aunque alguna, como la desaceleración en la creación de empleo de los últimos meses, pudiera corregirse, sobre otras la capacidad de maniobra es nula. Tanto la posibilidad de tener que asumir un petróleo por encima de las hipótesis oficiales (33,5 dólares por barril) como el riesgo de un tensionamiento de los tipos de interés pueden impedir aumentos de ingresos impositivos del 8,6%, como recogen los Presupuestos.

No olvidemos que se deflacta la tarifa del IRPF por primera vez desde 2000, lo que supone ajustar distintos tramos del impuesto a las subidas de la inflación prevista para 2005 -que un año más reflejan un imposible 2%-. Si bien se evita que la inflación introduzca mayor presión fiscal -al menos en parte-, va a suponer, según del Gobierno, una minoración de la recaudación de 175 millones de euros. En cualquier caso, el Ejecutivo deja sin actualizar las deducciones del impuesto (mínimos personales y familiar, trabajo, vivienda), que también son medidas con impacto sobre la recaudación.

Es evidente que cumplir la previsión de ingresos es clave para acometer los guiños que se esperan de un Gobierno de izquierda, sobre todo si no se quiere renunciar al objetivo de equilibrio donde, en todo caso, se apuntan reformas que flexibilicen su cumplimiento con criterios de ciclo en lugar de períodos de años naturales.

En la vertiente del gasto, las partidas de contenido social crecen el 9,5% y representan ya algo más de la mitad del Presupuesto. Del resto se han priorizado las políticas que, como I+D+i, educación o infraestructuras, pueden implicar mejoras en competitividad y productividad. Si es cierto que se presentan crecimientos del gasto en dichas políticas, son partidas que tienen escasa importancia en el conjunto del gasto estatal, por lo que sus objetivos sólo pueden alcanzarse con la colaboración del resto de las Administraciones, que son las que, en definitiva, gestionan cada vez en mayor medida el gasto público.

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