El descalabro de las inversiones
Los últimos datos de inversión extranjera directa en España (excluyendo la tenencia de valores) son más que preocupantes. Según el cómputo provisional difundido ayer por Comercio Exterior, hasta junio se contabilizaron inversiones foráneas por valor de sólo 2.831 millones de euros, un 52% menos que en el primer semestre de 2003. Este dato se suma a los declives del 21% y el 16% registrados ya en los ejercicios 2002 y 2003, respectivamente.
El Gobierno achaca estas cifras a la falta de interés por expandirse que muestran las grandes multinacionales, preocupadas por la incertidumbre sobre la recuperación económica mundial, las bajas tasas de crecimiento de los países desarrollados (principales emisores de capital) y la atonía de las Bolsas. Y, según los datos que difundió ayer mismo la Unctad, es cierto que la apatía inversora sigue siendo la nota dominante.
La inversión extranjera directa a nivel global cayó en 2003 por tercer año consecutivo y se colocó al nivel más bajo desde 1998. Estados Unidos registró la menor entrada de inversión extranjera directa en una década y la Unión Europea registró un declive del 21%.
Sin embargo, hay empresas que siguen expandiéndose y países que reciben capitales. Y no debemos renunciar a tener una posición sólida en ambos bloques. China, con 53.000 millones de dólares en 2003, se ha convertido ya en el primer destino de la inversión internacional. Y las perspectivas para futuro siguen siendo especialmente prometedoras tanto en Asia como en Europa del Este.
En cuanto a la inversión española en el extranjero, alcanzó los 5.970 millones en el primer semestre, lo que supone un aumento del 34,5%. Además, adquisiciones como las anunciadas recientemente por SCH en Reino Unido y BBVA en México y EE UU darán un empujón considerable a esta cifra, poniendo de relieve que la 'atonía' parece afectar más a la inversión que llega que a la que sale.