El PIB estabiliza su crecimiento en el segundo semestre de este año
El encarecimiento del petróleo ha motivado que se estanquen los ritmos de incremento de la demanda interna, lo que ha incidido en la actividad
El Indicador Sintético mensual Eriste-5Días aproxima la evolución del ciclo-tendencia del PIB español. Según esta versión, el PIB creció un 2,6% en el segundo trimestre del año, valor que coincide con la primera estimación facilitada por el INE para el crecimiento del PIB en ese periodo. El dato supone una suave pérdida de ritmo con respecto a principios de año, aunque prevemos que sea transitoria. No obstante, no esperamos que el PIB se acelere significativamente en los siguientes trimestres. Para el segundo semestre del año esperamos un crecimiento en torno al 2,8%. Con todo, para este año, nuestra previsión de crecimiento es del 2,7%. Con ésta, hemos rebajado dos veces nuestra estimación. Para 2005, el panorama se hace más sombrío y no creemos que se produzca una aceleración muy significativa. Para el conjunto del año, prevemos un aumento del 2,9%.
Las razones principales de esta revisión son dos: primero, el mayor deterioro de la demanda externa, que ha restado 1,3 puntos al crecimiento del PIB en el segundo trimestre; segundo, el estancamiento en los ritmos de crecimiento de la demanda interna, motivado por el encarecimiento del petróleo. Para este año esperamos que la demanda interna aumente un 3,5% y la aportación negativa de la demanda externa sea de 0,8 puntos.
La Formación Bruta en Capital Físico se ha acelerado gracias a la inversión en bienes de equipo y al mantenimiento de la construcción, mientras que el consumo privado sigue creciendo, una vez más, por encima de lo esperado. Este último hecho está haciendo que el nivel de endeudamiento siga aumentando (crece a ritmos superiores al 10% y sigue acelerándose) y la tasa de ahorro se mantenga en mínimos históricos, lo que refleja cierta fragilidad en la actividad.
Deterioro de la demanda externa
En el primer semestre, los aumentos de la demanda interna no han venido acompañados del incremento necesario de la producción nacional. La consecuencia inmediata ha sido, por un lado el aumento del diferencial de inflación con la UE y los países de la zona euro y, por otro, un incremento de las importaciones muy por encima de lo esperado, con el consiguiente deterioro de la demanda externa y de la balanza comercial. Las exportaciones, a pesar de estar creciendo a buen ritmo, no han contrarrestado el tirón de las importaciones.Aunque los mensajes de los distintos responsables políticos y económicos internacionales siguen insistiendo en que la recuperación de la actividad es cada vez más sólida, persisten ciertos elementos de incertidumbre, como el precio del petróleo, que marcarán el corto y medio plazo.