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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El nuevo mapa de las líneas aéreas

El mundo de las aerolíneas se encuentra en plena revolución. Fusiones, quiebras, acuerdos de códigos compartidos y ajustes de plantilla se mezclan sin parar a un ritmo frenético y a ambos lados del Atlántico.

Ayer mismo, todos esos elementos volvieron a converger. El camino de la consolidación lo emprendieron Virgin Express, controlada por el multimillonario británico Richard Branson, y SN Brussels Airlines, heredera de Sabena, la antigua compañía de bandera belga. Con esta operación, ambas empresas se suman a la tendencia iniciada por Air France y la holandesa KLM y a la que parecen abocadas Iberia y British Airways, que ya tienen en pleno funcionamiento un amplio acuerdo de cooperación.

Sin embargo, entre las grandes aerolíneas europeas no todo son buenas noticias. Alitalia, por ejemplo, continúa haciendo equilibrios sobre el filo de la navaja de la bancarrota. Sólo el tremendo ajuste laboral (la supresión de 2.750 puestos de trabajo, incluidos 250 pilotos) y la congelación de salarios hasta 2006 le han dado un respiro.

Además, los recortes son el pan nuestro de cada día entre las empresas del sector en Estados Unidos. United Airlines ya ha anunciado que continuará con la eliminación de empleos, después de que los dos últimos años haya reducido la plantilla casi un 40%. Y es que United Airlines tiene muy cerca la reciente decisión de US Airways de solicitar la quiebra por segunda vez en 25 meses o la advertencia de los auditores de Delta sobre la más que cuestionable viabilidad de la compañía.

Estamos, en definitiva, ante una profunda remodelación del mapa del negocio aéreo en todo el mundo. Es, por lo tanto, el momento ideal para tomar posiciones para jugar un papel relevante en el nuevo escenario. Iberia debe aprovechar su oportunidad.

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