Bélgica echa a Coca-Cola de las escuelas
La multinacional de Atlanta tiene ya otra sombra sobre sus previsiones de facturación, cuya caída le ha provocado esta semana un batacazo bursátil (de casi el 4%) en la Bolsa de Nueva York. El ayuntamiento de Bruselas prohibirá, a partir del próximo 1 de enero, la colocación de máquinas automáticas de bebidas y chucherías en los centros escolares de enseñanza primaria, una medida que aspira a extender a todo el ciclo escolar hasta llegar a la universidad. El caso es que la filial belga de Coca-Cola copa nada menos el 80% de las 4.000 máquinas expendedoras colocadas en los institutos de secundaria del país, por lo que puede ser la principal perjudicada si la decisión se extiende. Y es que llueve sobre mojado, porque una prohibición similar entrará en vigor en toda Francia a partir de 1 de septiembre de 2005.
La medida se enmarca, en ambos casos, en un combate global contra la obesidad infantil, toda vez que un refresco de 33 centilitros aporta una carga calórica equivalente a siete u ocho terrones de azúcar. Pero también es una losa para el sector. Y es que la desaparición de las máquinas distribuidoras en las escuelas no sólo recorta los ingresos de las compañías, sino que además les retira una forma fácil y barata de captar entre jóvenes y niños clientes adeptos para sus productos.