Dos caras de un conflicto

Los nueve heridos con que se saldaron ayer en Cádiz los enfrentamientos entre los trabajadores de Izar y la policía son la cara más sombría de un conflicto que debe evitar ese camino. Los trabajadores están en el derecho de defender sus empleos, pero recurrir a la violencia esgrimida en anteriores reconversiones navales, en escenarios de crisis económica generalizada, no tiene sentido. Y así lo entendió ayer, con el paro protagonizado pacíficamente, la gran mayoría de los trabajadores de Izar en los distintos centros de producción. Es una buena noticia, dentro del conflicto. Los sindicatos también parecen haberlo entendido así. La batería de propuestas que están elaborando para mitigar el impacto de la reconversión, a falta de su concreción definitiva, contiene un ejercicio de realismo que no excluye cierres y recortes de plantilla. Y parece alejarse de las posiciones maximalistas que se veían en su postura inicial. El 'que todo siga igual' es algo que no admiten ni el mercado ni las reglas de juego en la UE. Las negociaciones que hoy comienzan con la SEPI no serán fáciles, pero sí deben ser realistas.