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Tribuna
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El coste real de los vuelos a bajo precio

La línea área de bajo coste Ryanair acaba de anunciar que regalará 25.000 plazas gratuitas desde Santander a Roma, Londres y Fráncfort. Otro destino afortunado será Londres, al que se podrá volar igualmente de forma gratuita desde Zaragoza, abonando sólo las tasas del aeropuerto, todo ello gracias a los acuerdos que la compañía irlandesa ha alcanzado con organismos y otras empresas.

Muchos pasajeros se frotan las manos pensando en los ahorros que van a poder hacer en el trayecto, que les permitirán gastarse su dinero en compras. ¿Pero qué hay realmente detrás de estas compañías de bajo coste que han puesto el mercado del transporte aéreo patas arriba?

Estas compañías, como Ryanair, Easyjet o Go nacieron en los años noventa en el Reino Unido a raíz de la desregularización del sector, para posteriormente expandirse por el resto del continente europeo. Su rápido crecimiento se ha basado en tres elementos básicos:

l La sencillez del producto: la comida, bebida y aperitivos son de pago. Los aviones disponen de una gran capacidad ya que los asientos son estrechos. No se realizan reservas de plazas y los pasajeros se sientan donde pueden.

l Posicionamiento agresivo: no existe la primera clase en sus aviones. Los viajeros suelen realizar viajes de ocio y con pocos recursos. Los vuelos son directos y el tiempo entre despegue y despegue es muy corto (de unos 25 minutos). Los aviones parten desde aeropuertos secundarios, como Valladolid, Murcia, Carcassonne, Erfurt o Newcastle, y compiten con el resto de líneas áreas del sector con agresivas campañas de marketing y comunicación.

l Bajos costes operativos: los salarios a los empleados son bajos, al igual que las tasas que pagan a los aeropuertos. Los gastos de mantenimiento son igualmente bajos. Los pilotos tienen que pagar su propia formación y el índice de rotación de la tripulación es muy alto. Las azafatas se encargan de controlar los billetes y limpiar los desechos que dejan los pasajeros. La productividad es máxima, con cortas esperas en tierra debido a un procedimiento de embarque muy simple, los aviones no llevan carga y las compañías no disponen de plataformas de correspondencia. Los ingresos proceden en un porcentaje altísimo de las ventas mediante el sistema online.

Por encima de si estas compañías ofrecen o no un buen servicio está el coste social que sufren tanto los empleados como los clientes. El personal de vuelo se ve obligado a realizar entre 80 y 100 vuelos al mes (de 4 a 6 vuelos por día) para ganarse realmente un salario digno. Las azafatas tienen salarios medios de 3.800 euros al mes que redondean con primas de vuelo y propinas de pasajeros. Y además, en el caso de Ryanair, estos salarios se pagan en Irlanda, uno de los países de Europa con costes salariales más bajos.

Los clientes tienen la sensación de estar como sardinas enlatadas, en asientos estrechos que tienen que alcanzar tras luchar con otros pasajeros. Además de tener que pagar las consumiciones, si el vuelo se retrasa o no puede despegar a su hora, son los pasajeros los que tienen que hacerse cargo de los gastos de alojamiento.

Esta es la otra cara de la moneda de los viajes de bajo coste. Pasen y vean, nada mejor que la propia experiencia.

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