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Tribuna
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Más competencia en inversión turístico-residencial

España, y sobre todo sus costas, es uno de los principales destinos de búsqueda de vivienda turística y residencial de los inversores extranjeros del norte de Europa. Residentes y propietarios de inmuebles alemanes, belgas, noruegos, suecos, finlandeses, ingleses, franceses y holandeses, entre otros, se han ido agrupando y creando sus propias urbanizaciones. Sólo en 2003, los compradores foráneos adquirieron 135.000 viviendas en España, con una inversión de 7.167 millones de euros.

La suma de estas compras alcanzó, en el 2003, el 40,5% del total de la inversión extranjera en nuestro país, lo que demuestra que el sector inmobiliario es la fuente de entrada de ingresos más importante que tenemos en España. Y más teniendo en cuenta que, a las inversiones en la adquisición, hay que añadirle los ingresos que se producen por la administración y conservación de los inmuebles, que pueden suponer otros 150 millones de euros anuales.

La compra de inmuebles por parte de extranjeros creció en 2003 un 50% respecto al año anterior, en el que compraron 90.000 viviendas. La inversión, en cambio, sólo se incrementó algo más de un 18%. Esta disminución en el precio medio pagado por una vivienda es debida al cambio en el tipo de cliente que, con menos poder adquisitivo, ha buscado zonas litorales con precios más bajos que la Costa del Sol.

A nuestro buque insignia en cuanto a inversiones extranjeras en inmuebles se refiere (la Costa del Sol y la provincia de Málaga acapararon el 45% de la inversión, con 38.000 viviendas vendidas en 2003), le siguieron la Comunidad Valenciana y Canarias, con 25.000 y 20.000 inmuebles vendidos respectivamente), el resto de Andalucía y Cataluña (ambas con 14.000), Murcia y Baleares (10.000 en cada una) y la costa cantábrica y gallega, con 4.000 viviendas.

En lo que llevamos de este año, se han producido también grandes inversiones. De todos modos, no se va a llegar a un resultado tan favorable como el obtenido en el 2003, debido al crecimiento de los precios de vivienda en las costas y a que éstos ya se han equiparado con otros países competidores nuestros en el turismo residencial, como puede ser parte de Italia y Grecia. Además, han aparecido otros nuevos lugares, con costas, un buen clima como el nuestro y a unos precios más bajos, como las costas de Croacia y la antigua Yugoslavia.

Por tanto, debemos plantearnos que, si queremos seguir teniendo inversión extranjera en viviendas, tendremos que buscar la excelencia en los complejos urbanísticos que se puedan desarrollar en un futuro, dando mejores calidades, más aislamientos acústicos y térmicos, mejores infraestructuras de transporte y sanitarias, y mejores complementos para el ocio y el descanso. De hecho, no quedará más remedio que competir con mejores instalaciones, ya que va a ser prácticamente imposible igualar los precios de compra y mantenimiento que empiezan a ofrecerse en esos países competidores.

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