Pobreza en la superpotencia
Más de un millón de nuevos pobres en 2003, casi 36 millones en total, equivalente al 12,5% de la población. De esa cifra, casi 13 millones son menores de 18 años (800.000 más que en 2002). Y casi 45 millones de ciudadanos sin seguro médico (el 15,6% de la población total, millón y medio más que el año anterior). No son cifras de ningún país en vías de desarrollo, sino de la mayor potencia económica, política y militar del planeta. Los datos difundidos ayer por la Oficina del Censo de EE UU reflejan un claro aumento de la pobreza y de la pérdida de cobertura sanitaria por tercer año consecutivo. Un periodo que coincide casi exactamente con la presidencia de George Bush.
Culpar exclusivamente al Gobierno republicano de estas cifras sería injusto. El tejano llegó a la Casa Blanca poco después de que estallase la burbuja de las tecnológicas en Wall Street (un fenómeno que destruyó billones de dólares de riqueza de la noche a la mañana) y poco antes de los atentados del 11-S. Dos acontecimientos que cobraron un peaje claro a la economía estadounidense, que ya estaba en incipiente recesión cuando Bush llegó a la Casa Blanca. Sin embargo, no cabe duda de que las políticas aplicadas por este Gobierno también han jugado un papel determinante en la erosión de la calidad de vida de millones de ciudadanos. Las masivas bajadas de impuestos, dirigidas sobre todo a los ciudadanos con más recursos, no parecen haber servido como herramienta para dar un empujón fuerte a la economía y sí para erosionar aún más el déficit público. Y los demócratas no han desaprovechado la oportunidad de poner el foco en unas cifras que pueden dañar la campaña para la reelección de Bush. El equipo republicano lo sabe. Y probablemente por eso ha publicado la estadística un mes antes de lo que es habitual, alejándola así de la fecha de las elecciones.