Desequilibrio exterior
Todos los servicios de estudios, tanto privados como públicos, coinciden en que el crecimiento de la economía española necesita moderar la dependencia de la construcción y del consumo interno, y potenciar las exportaciones. Por eso los datos de comercio exterior no son para alegrarse. El déficit comercial acumulado en el primer semestre -26.665,8 millones de euros- creció un 29,7% en tasa interanual. A pesar de que las exportaciones se incrementaron un 4,8% -1,5 puntos sobre el semestre anterior-, las importaciones, empujadas por la escalada del precio del crudo, aumentaron el 10,5% -ni más ni menos que 6,2 puntos sobre el semestre precedente-. Así, la tasa de cobertura cayo así casi cuatro puntos, al 73,4%. Que la demanda interna sea pujante sólo debe alarmar cuando las exportaciones crecen mucho menos. Y este es el caso. Los últimos datos, de junio, no hacen sino oscurecer el panorama con un 46,6% de déficit. Si a la atonía de las ventas en América Latina unimos la de los principales clientes de España -Alemania, con un consumo anémico, y Francia- el panorama no es prometedor.