Las dos caras del riesgo-país
Los últimos datos de Coface muestran una mejora generalizada del riesgo-país internacional, propiciada por una aceleración del crecimiento, en todas las áreas económicas del mundo, en el segundo trimestre del año. De hecho, parte de las subidas del precio del petróleo actuales son explicables por este mejor comportamiento de la economía internacional, sobre todo en los países emergentes, cuya alta demanda de energía se une a la de las regiones más desarrolladas, según la consultora internacional. Sin embargo, esta mejora del riesgo-país no debe servir para bajar la guardia a las empresas con intereses económicos fuera de España.
La mejora de la situación internacional no está exenta de nubarrones a medio plazo que pueden acabar aguando la fiesta a parte de las economías emergentes, como ya ha ocurrido más de una vez en el pasado. Estas amenazas 'flotantes' pasan, entre otros asuntos, por nuevas subidas de tipos de interés en EE UU que acaben extendiéndose también a Europa y que pueden poner en apuros a más de un país con una ingente deuda externa. Con tipos de interés más altos el pago del servicio de la deuda en muchos de ellos se puede hacer insostenible. La evolución del tipo de cambio del dólar, divisa a la que está referenciada gran parte de las naciones en vías de desarrollo, supone otra gran incertidumbre, así como la posibilidad palpable de que la OPEP no pueda hacer frente en los próximos meses a una demanda creciente de petróleo.
Por tanto, la mejora de los índices agregados de confianza y de riesgo-país a nivel internacional no debe impedir que se mantenga la cautela. En esta coyuntura, España cuenta con una posición envidiable, con las mejoras notas por parte de las agencias de calificación. El mejor camino pasa por mantener en el futuro la estabilidad financiera y presupuestaria.