El petróleo se dispara
El barril de crudo tipo brent alcanzó ayer un récord histórico en Londres al pagarse a 40,99 dólares, y superar la cota de 1990, poco antes de la primera guerra del Golfo. Las causas inmediatas del incremento, que coincide con subidas históricas también en EE UU -el barril tipo Texas alcanzó 44,28 dólares-, se pueden fijar en la inestabilidad en Oriente Próximo, los problemas legales de la petrolera rusa Yukos o la dificultad de aumentar la producción por parte de la OPEP.
Este movimiento alcista, como el de principios de junio, tiene un componente coyuntural y especulativo. Pero lo preocupante es que el fondo de esta escalada del precio descansa sobre elementos estructurales. El principal es la altísima demanda de grandes países en fuerte desarrollo, los gigantes China e India, que requieren una enorme oferta no prevista con suficiente antelación por los productores. Y agravada además por la recuperación de EE UU. Existen también cuellos de botella en el proceso de refino y transporte. La creciente amenaza del terrorismo internacional, y el temor a nuevos atentados contra los sistemas de producción o transporte, a un agravamiento del conflicto en Oriente Próximo o en otras zonas del mundo es otra gran inquietud para los mercados.
Son incertidumbres que no se resuelven en días. Por eso el movimiento al alza esta adquiriendo carácter estable. Si hace dos años el equilibrio estaba en 20-25 dólares el barril, hoy rondaría los 30-35. Y todo esto con una OPEP incapaz de dar estabilidad al precio. Si para algo ha servido esta escalada es para demostrar una vez más la inoperancia del cartel, que hace pocos días hablaba de su escasa capacidad para aumentar producción y ayer mismo anunciaba lo contrario.
Que el precio del crudo haya subido más de un tercio este año es un problema de primer orden para los mercados, porque agudiza las dudas sobre el crecimiento económico de los próximos trimestres y llega en un momento de tipos de interés al alza. Y lo peor: no hay señales de bajada a la vista.