China aguarda
Las negociaciones para fijar las indemnizaciones a los 271 trabajadores de la fábrica de SEB-Moulinex en Barbastro (Huesca), que cerró definitivamente sus puertas el pasado 15 de julio, han puesto sobre la mesa las escandalosas diferencias salariales que existen entre las plantas de la multinacional.
Un empleado de Barbastro le salía al grupo francés por cerca de 18.000 euros anuales, mientras en China (adonde se traslada el grueso de la producción de la factoría española), el salario anual es de 2.800 euros, apenas el 16%. Con el agravante de que el trabajador chino alcanza las 1.920 horas anuales, frente a las 1.739 horas registradas en la planta de Huesca.
Los trabajadores que le resultan más caros a la multinacional son los de sus plantas instaladas en Alemania y Francia, con 34.000 y 27.000 euros anuales, respectivamente. Los operarios de las fábricas de Brasil perciben 5.400 euros y los de México, 4.200 euros anuales. Estas abultadas diferencias han provocado que algunos pequeños electrodomésticos, como los tostadores, hayan dejado de fabricarse en Europa.
Y es que no sólo se globaliza la producción, sino, sobre todo, la competencia. Frente a las diferencias laborales, el único refugio que les queda a las fábricas europeas reside en un grado de especialización que aporte un alto valor añadido. Si esto no se consigue, China aguarda.