Solbes mantiene el rumbo
Sin novedad en el frente. Así puede definirse el planteamiento de política económica que ha hecho el vicepresidente Solbes para 2005, a juzgar por el cuadro macroeconómico que acompañará al primer presupuesto elaborado por el Gobierno de Zapatero. La evolución esperada de la gran mayoría de las variables macro se parece a la que había elaborado Rodrigo Rato en el programa de convergencias de España como si de dos gotas de agua se tratase. Por tanto, Solbes quiere continuidad en el comportamiento de la actividad, y espera parecidos resultados a los que están planteados para este año.
El crecimiento es ligeramente superior (3%), y más equilibrado, más sano, siempre y cuando la realidad se ajuste a los planteamientos teóricos aprobados ayer por el Consejo de Ministros. Se espera un desenvolvimiento más dinámico de la demanda de inversión en equipamiento, ayudada en parte por un presupuesto que recoge un aumento del 7% en el gasto en equipamiento público (infraestructuras); se espera un reequilibrio de las cuentas exteriores, con un mejor tono de las exportaciones; y se espera un aterrizaje muy suave del consumo de los hogares (no tanto del consumo público), que puede ayudar a controlar la presión inflacionista, variable que parece olvidada y que si persiste en el tiempo hace un daño lento pero irreparable a la competitividad de la economía.
Y en esta materia es en la que el Gobierno sigue manteniendo una actitud de pasividad preocupante, más allá de los llamamientos del propio Solbes al control salarial, y que puede quedar en parte cuestionado por una subida de los sueldos de los funcionarios (3,2%) poco acorde con la previsión de inflación (2%).
Por lo demás, tras el afloramiento de gastos no provisionados, Solbes vuelve a la ortodoxia fiscal, con un escenario de ligero superávit de las cuentas públicas, compatible con el mantenimiento de los proyectos de inversión en marcha y de los nuevos, imprescindibles para seguir creando empleo y acortando los diferenciales con la UE.