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La lucha contra el SIDA

Sólo un puñado de laboratorios buscan la vacuna más deseada

Sólo una vacuna puede vencer para siempre al sida. Pero las empresas privadas que invierten en la búsqueda de una solución definitiva a la enfermedad pueden contarse con los dedos de las manos. Y muchas de ellas son laboratorios en pérdidas con una plantilla inferior a los 200 empleados. Las grandes farmacéuticas han preferido centrarse en el desarrollo de nuevos fármacos y dejar en manos de organismos oficiales y firmas biotecnológicas la búsqueda de una vacuna para una enfermedad que el año pasado causó cerca de tres millones de muertes en el mundo y contra un virus que portan casi 40 millones de personas.

Según la Iniciativa Internacional para una Vacuna contra el Sida (IAVI), hay 33 proyectos en marcha tras una vacuna contra la enfermedad (www.iavireport.org). De estos 33 proyectos, sólo uno se encuentra en Fase III (anterior a su posible comercialización); tres en Fase II y el resto en Fase I.

En estos proyectos se encuentran involucrados tan sólo 10 compañías farmacéuticas privadas. Y de estas 10, sólo tres pueden considerarse como multinacionales del sector. Aventis, Merck y GlaxoSmithKline son las tres grandes farmacéuticas que tienen en marcha estudios para lograr una solución definitiva contra la enfermedad. De estas tres multinacionales, sólo Aventis parece realmente interesada en esta vía de solución. La compañía, en pleno proceso de fusión con Sanofi, y que no tiene en el mercado comercializándose ningún medicamento contra el sida, colabora con la biotecnológica VaxGen en la elaboración del único fármaco que se encuentra en Fase III y participa en otros cinco de los 33 proyectos.

La inversión mundial en lograr una vacuna contra el sida no supera los 550 millones. GSK, Bristol, Roche, Merck y Pfizer venden al año 4.000 millones en drogas contra la enfermedad

Merck se encuentra en cinco de los 33 proyectos en marcha, uno de ellos en Fase II. Y GSK, la farmacéutica que más factura en medicamentos contra el sida, interviene junto al US National Institute Allergy and Infectious Diseases en un estudio que se encuentra en Fase I.

El resto de farmacéuticas privadas que trabajan en la búsqueda de una vacuna, excepto Chiron, son pequeñas empresas biotecnológicas. La estadounidense Chiron, una de las principales biotecnológicas del mundo, emplea a más de 5.000 personas y alcanzó en 2003 una facturación de 1.658 millones de dólares. A mediados de los años ochenta logró una vacuna contra la hepatitis B y sus estudios sobre una vacuna contra el sida se encuentran en Fase I.

El resto -VaxGen, Cobra, Epimmune y Vical- suman una plantilla de 396 personas y unas pérdidas de 57 millones de dólares, según datos de las empresas aportados por la agencia Bloomberg.

'La idea de conseguir una vacuna que nos haga inmune al sida parece hoy en día ciencia ficción', dice el doctor Anuel Fuster, especialista en enfermedades infecciosas y que trabaja en la unidad de VIH del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona. 'Desde hace años no se es optimista sobre este tema, la financiación para los estudios sobre una vacuna parten de organismos públicos, la mayoría de Estados Unidos y de universidades', explica. 'Los resultados que se han conseguido hasta ahora, incluyendo los de VaxGen, no son muy buenos'.

'Todo parece indicar que el ensayo de la vacuna Aidsvax tiene un efecto protector entre las poblaciones que no son de raza blanca o no caucásicas; no obstante, para la mayoría de los participantes, que eran de raza blanca, el efecto de la vacuna fue mínimo', señalaba la ONU en un comunicado sobre los ensayos de VaxGen, anteriores a los que ahora realiza junto a Aventis.

A las dificultades técnicas y científicas para lograr una vacuna efectiva se une los escasos recursos económicos que se dedican a ello. La inversión mundial destinada actualmente a lograr una vacuna contra el sida ronda los 550 millones de euros, según la organización Onusida.

Pfizer, la primera farmacéutica del mundo, invertirá este año 7.000 millones en investigación y desarrollo de nuevos fármacos. 'La industria farmacéutica no invierte lo suficiente en el desarrollo de vacunas, y eso tiene razones de tipo comercial.

El desarrollo de vacunas no es rentable para la industria farmacéutica' comentó el doctor José Esparza, ex coordinador de la Iniciativa Conjunta por una Vacuna contra el Sida de la OMS y del programa Onusida, en un foro organizado por la BBC a finales del año pasado. 'El desarrollo de drogas es mucho más rentable, son fuerzas del mercado las que hacen que el esfuerzo de las farmacéuticas se vaya hacia drogas y no vacunas', añadió Esparza, que actualmente trabaja en la Fundación Bill y Melinda Gates.

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