El banco más aristocrático de EE UU ayudó a Pinochet
Una de las imágenes más infames que dejó 2000 muestra a Augusto Pinochet levantándose con soltura de una silla de ruedas a su llegada a Chile desde Londres tras evitar a la justicia española. A Pinochet se le liberó de la obligación de presentarse ante el juez Baltasar Garzón para responder por crímenes contra la humanidad por 'su delicada condición mental'. Pero el anciano dictador dio prueba de estar en perfecta forma. También le funcionaba el raciocinio porque durante su arresto domiciliario en Londres puso en marcha una operación financiera para esconder hasta ocho millones de dólares que la justicia chilena quiso congelar entonces. Para ello fue decisiva la ayuda del banco Riggs de Washington, según se deduce de una investigación que lleva a cabo el Senado sobre la entidad.
El Riggs, conocido por su antiguo eslogan 'el banco más importante en la ciudad más importante del mundo', es el preferido de las embajadas y buena parte de la aristocracia de Washington. Hasta 21 presidentes del país han sido o son clientes suyos. Pese al glamour, desde hace un año está siendo investigado por el Senado por sus manejos en el arte del blanqueo de dinero y su connivencia con los reguladores. De estas pesquisas ha emergido la revelación de los vínculos entre el que fuera dictador de Chile entre 1973 y 1990 y el Riggs.
Los detalles se suman a otros de parecido calado que atañen al dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, varias petroleras y otros dudosos negocios de la Embajada de Arabia Saudí. De hecho, las autoridades federales ya habían multado con 25 millones de dólares en mayo a esta entidad, presidida por Robert Allbritton, en sustitución de su padre, Joe Allbritton, 'por sistemáticas violaciones de las leyes contra el blanqueo'.
El informe que ayer presentaron los senadores explica cómo Pinochet fue captado como cliente por el Riggs meses antes de ser acusado por Garzón (en octubre de 1998). Después, a través de una filial en Bahamas, el Riggs abrió dos compañías, Ashburton y Althorp Investment, cuyos beneficiarios son los familiares del dictador chileno, aunque el nombre de Augusto no se lee en ningún lado.
En el Riggs, Allbritton algo sabía de que éstos no eran negocios claros porque durante el tiempo que duró la relación se trató de ocultar el nombre de tan conocido cliente y, de hecho, nunca salió a relucir la identidad de un depositario al que se referían en sus conversaciones con las autoridades federales como 'un profesional retirado' o 'un alto cargo público bien pagado por muchos años', según narraba ayer The Washington Post.
Para proteger la identidad de Pinochet, el Riggs fue presuntamente ayudado por el jefe de los investigadores federales de su caso, Ashley Lee, que terminó en 2002 trabajando en el banco para llegar hasta la vicepresidencia. Cuando Lee aún trabajaba para el Estado recomendó que no se sancionara al banco de Allbritton por no poner en marcha medidas contra el blanqueo de dinero y escondió los detalles sobre la relación con Pinochet en sucesivos informes solicitados por las autoridades. Ahora alega que sus subordinados no entendieron sus órdenes y por eso dejaron a Pinochet fuera de los listados de clientes internacionales. A estos subordinados se les aseguraba que 'esta figura pública' era bien conocida por Joe Allbritton.
Su hijo explora ahora la venta del banco y ayer desde éste se admitía que no habían hecho lo necesario para impedir el blanqueo de dinero y aceptaban su responsabilidad.