Las compañías reducen las salvedades a un mínimo histórico
El mensaje ha calado. Las empresas españolas han extremado las precauciones y no se recuerda un año en que sus cuentas recibieran tan pocas pegas de los auditores
La salvedad positiva es la que no existe y lo que deben hacer las empresas es erradicarlas sin paliativos. Con ese mensaje, la CNMV se ha embarcado en los últimos tiempos en una cruzada contra los informes desfavorables de los auditores y las compañías españolas han interiorizado la filosofía. Las 613 auditorías del ejercicio 2003 registradas por 421 sociedades en lo que va de año en la comisión son el pasaporte hacia el aprobado general en la asignatura de limpieza de cuentas. En una imagen desconocida hasta ahora, contienen la menor proporción de salvedades de la historia: sólo el 10,3% están manchadas, frente al 16,1% de 2002, el 16,2% de 1997 o el 27,9% de 1995.
A este logro han contribuido los llamamientos del presidente de la CNMV, Blas Calzada, pero también los escándalos internacionales. Casos como los de Enron, WorldCom o Parmalat han cambiado la percepción de los inversores, que desconfían de las sociedades que no logran convencer a los auditores de que las cuentas cumplen con los criterios ortodoxos de contabilidad. Y a las empresas no les gusta nada que desconfíen de ellas.
Por eso han sido las más grandes las que han dado ejemplo. Entre las 35 compañías del Ibex sólo hay una salvedad, la de Gamesa. Esta cifra contrasta con las once empresas del índice selectivo que fueron apercibidas por su auditor en 2001 y con las cinco de 2002.
En esta evolución hay factores estructurales, como la reciente mala prensa de las salvedades, pero también coyunturales. Los últimos años han estado marcados por los intensos problemas económicos de un país en el que las grandes firmas españolas tienen fuertes intereses: Argentina. Deseosos de guardarse las espaldas, los auditores se apresuraron a alertar de las incertidumbres sobre el desarrollo de la crisis en las cuentas de Repsol, Telefónica, los grandes bancos y otras empresas, que poco podían hacer para remediarlo, de forma que las salvedades en el Ibex se dispararon.
La desaparición del peligro argentino ha hecho mucho por la limpieza de los informes de auditoría, pero también hay un cambio general de actitud. El fondo de comercio, los saneamientos de activos, las reducciones de personal... todo ello ha dejado de ser amortizado contra las reservas de las grandes compañías, que han preferido asumir en sus resultados los efectos de estas decisiones.
Incluso la salvedad de Gamesa era prácticamente inevitable, ya que viene arrastrada desde 2000. Fue ese año, antes de los escándalos y la nueva doctrina, cuando la compañía amortizó contra prima de emisión el fondo de comercio generado por la adquisición de una compañía, y desde entonces ha venido arrastrando la misma salvedad.
Las pequeñas siguen el ejemplo
Pero la reducción de las salvedades no ha sido sólo cosa de las más grandes. Las empresas del mercado continuo también han seguido el ejemplo. Hay 240 auditorías registradas en la CNMV, que suman 34 salvedades entre las contenidas en las cuentas individuales y las consolidadas. En 2002 hubo 54, lo que implica una reducción de más del 37%. Entre el resto de entidades emisoras, la matrícula de honor se la llevan los fondos de titulización y el suspenso, las cajas. En el resto de sociedades emisoras las salvedades también han sido más escasas que nunca.
Las 34 salvedades del año pasado en el mercado continuo corresponden a 20 empresas y entre ellas se encuentran casi todos los ejemplos de cuestionamientos de los auditores.
Las que más claramente suponen una ruptura con los principios contables generalmente aceptados son las excepciones o salvedades cuantificadas. Siete de las 20 empresas del mercado continuo contienen excepciones que afectan a sus resultados. En tres de los casos (Avánzit, Service Point y Amper) los ajustes contables convierten los beneficios declarados en pérdidas.
También hay incertidumbres derivadas de litigios o situaciones especiales. El auditor de Hullas del Coto Cortés advierte sobre un pleito fiscal en el Tribunal Económico Administrativo de Galicia. Pero la salvedad más célebre en este sentido es la que Deloitte & Touche formuló sobre las cuentas de Antena 3 a causa del impacto final, imposible de adivinar, del laudo que condenó a su filial Onda Cero a pagar más de 190 millones por el pleito de Kiss FM.
Hay otras salvedades más difíciles de evitar porque responden a factores ajenos al control de la empresa, pero que en muchas ocasiones tienen un carácter más grave porque llegan a poner en cuestión el propio futuro de la compañía. Los auditores formulan incertidumbres graves o limitaciones al alcance de su informe en empresas como Sniace, Eppic, Española del Zinc o Avánzit.
Sin llegar a esos extremos de gravedad, los auditores alertan en ocasiones sobre la situación de algunas filiales concretas, como en los casos de Mecalux, Tafisa o Lingotes Especiales.
Las cuatro grandes dominan el mercado
Donde no ha habido muchos cambios el año pasado es en el reparto del mercado por auditoras. Deloitte & Touche sigue siendo el líder y firma los informes de auditoría de 153 de las 421 sociedades emisoras que han registrado sus cuentas ante el regulador. Su dominio viene dado sobre todo por las grandes empresas. Hay 35 compañías en el Ibex y 20, más del 57%, le pagan honorarios. También es mayoritaria su presencia en el mercado continuo, con 59 empresas auditadas.
La segunda auditora por importancia es Ernst & Young, que lo es sobre todo por su presencia entre los fondos de titulización, porque entre las empresas del Ibex y del mercado continuo es superada por Pricewaterhousecoopers, la tercera de la lista por número de entidades. KPMG se mantiene a gran distancia de las tres grandes, aunque la calidad de sus clientes se constata mirando al Ibex; nueve de las compañías que lo componen son suyas, una cifra superior a la de Ernst & Young y Pricewaterhousecoopers juntas.
Un año más, las auditoras pequeñas se quedan fuera del reparto. Ninguna de las empresas del Ibex ha optado por ellas y sólo siete lo han hecho en el continuo.
En lo que sigue habiendo un inmovilismo casi total es en el cambio de auditor. En este caso, las recomendaciones de los reguladores no han sido escuchadas.
Sniace, Urbas y Nueva Montaña reinciden durante 14 años
Hay empresas que han visto su auditoría manchada por una incertidumbre que no está en sus manos evitar y otras tienen conflictos puntuales con su auditor por la manera de contabilizar una operación. Pero hay otro grupo para el cual la filosofía de la CNMV es papel mojado y ha convertido en costumbre el hecho de tener salvedades en sus cuentas, hasta el punto de que ha pasado más de una década desde la última vez que no fue así.El grupo de reincidentes está liderado por Sniace, Urbas y Nueva Montaña Quijano, que llevan catorce años consecutivos sin convencer a los auditores de la bondad de sus cuentas. Con las salvedades que acumulan estas empresas se puede hacer un repaso de todos los diferentes tipos de cuestionamientos que existen, ya que van desde las dudas sobre la supervivencia a los temas más puramente contables.La siguiente de la lista es Avánzit, con once años seguidos de salvedades. Incluso hubo un ejercicio -el de 2002- en que reformuló unas cuentas que tenían la opinión en contra del auditor y las nuevas volvieron a suspender el examen. Más lejos están Service Point y Hullas del Coto Cortés, con seis ejercicios marcados.
Las cajas se quedan rezagadas en transparencia contable
El grupo de sociedades entre las que son más numerosas las salvedades de los auditores es el de las cajas de ahorros. Una de cada cinco auditorías de cajas registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores correspondientes al ejercicio 2003 no ha pasado el examen de los auditores. Entre las cajas que no han logrado que los auditores certifiquen sus cuentas sin incluir salvedades están algunas de las más importantes, como Caja Madrid, la BBK, Caja España o Caixa Galicia.La entidad que preside Miguel Blesa se ha apartado por tercer año consecutivo de las normas contables, según los informes de Deloitte & Touche sobre las cuentas de Caja Madrid. La razón es que en el ejercicio 2001 amortizó anticipadamente el fondo de comercio de una participadaBilbao Bizkaia Kutxa, presidida por Xavier de Irala, también lleva tres años arrastrando una salvedad en sus cuentas. En 2001, la caja vasca realizó una provisión por importe de 36 millones de euros por riesgos y cargas para cubrir riesgos de los cuales no existe evidencia, en opinión de Pricewaterhousecoopers.s.La misma firma también ha puesto reparos durante tres años consecutivos a las cuentas de Caixa Galicia, aunque en cada ejercicio por razones distintas. En el último, el auditor considera que los resultados se han reducido indebidamente en 48,8 millones y los fondos propios en 118 millones.s.Para no ser menos, también han sido tres años seguidos los que las cuentas de Caja España se han visto afectadas por salvedades, y también en este caso por provisiones excesivas. Mientras que las cajas de ahorros son las más propensas a apartarse de los principios contables generalmente aceptados, los fondos de titulización de activos son el reverso de la moneda: presentan un 100% de auditorías limpias.