Intrigas para el verano
En la playa, en la montaña o en una terraza en la ciudad. No son muchos los españoles que pueden disfrutar del placer de la lectura fuera del periodo de vacaciones. Según refleja el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros, publicado en junio por la Federación de Gremios de Editores de España, la principal razón para no leer es la falta de tiempo (64%), especialmente entre las personas entre 35 y 44 años (86%). Por eso, en la maleta, no falta el éxito de ventas recomendado por el amigo o la novela tan elogiada por los críticos.
En la decisión de comprar un libro -por regla general coinciden los más leídos con los más comprados; en 2003, fue El señor de los anillos: La comunidad del anillo, de Tolkien- funciona el boca a boca y, cada vez más, las reseñas de periódicos y revistas. Y la crítica, de un tiempo a esta parte, está participando en el auge del género de intriga, un éxito al que ha contribuido el El código da Vinci, de Dan Brown.
Tras ella llegan El club Dante de Matthew Pearl, El enigma del cuatro de Caldwell y Thomason, Inquisidor de Catherine Jinks, El códice secreto de Lev Grossman o La Hermandad de la Sábana Santa de Julia Navarro.
Todas son herederas de El nombre de la rosa de Umberto Eco. Una erudita combinación de misterio y trama histórica, con muy buenos resultados comerciales.
El género negro cultural convive con el clásico, como lo último de John Connolly, Todo lo que muere o Angel Rock del australiano Darren Williams; la novela de aventuras, como Isla de Pascua de Jennifer Vanderbes, y la literatura más comprometida, como lo último de Martin Amis o Jorge Semprún, del que Tusquets rescata su primera y mítica novela El largo viaje.