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Columna
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Diálogo social y cotización por desempleo

Ha comenzado la liturgia del diálogo social. Los máximos líderes de las organizaciones empresariales y sindicales han visitado La Moncloa, se han deseado toda clase de parabienes y han resaltado aquellos puntos de coincidencia mutua. Desde el Ministerio de Trabajo se ha puesto incluso fecha para que el diálogo dé frutos: primavera de 2005. Suerte para todos.

Los actores implicados saben que uno de los campos donde pueden encontrar espacios de acuerdo es en el asunto de las cotizaciones por desempleo. Desde hace años, las cuentas del Inem presentan superávit: ingresa más por cotizaciones de desempleo que lo que se gasta por prestaciones de desempleo y por bonificaciones a la Seguridad Social en concepto de contratación indefinida. Y este superávit se ha ido incrementando año a año.

¿Cómo es posible que unas cuentas que presentaban hasta 1994 unos grandísimos déficit puedan presentar actualmente una salud envidiable? Pues por tres motivos básicos. El primero es la fuerte creación de empleo -más de cuatro millones de puestos de trabajo- que la economía española ha sido capaz de generar. En segundo lugar, porque el incremento de los cotizantes ha sido aún mayor que el del empleo, merced a una importe afloración de empleo sumergido. Y, en tercer lugar, por la disminución de la factura sobre el desempleo que produjo la reforma laboral de 1994.

Es necesario incentivar la contratación indefinida sin caer en la tentación de subir la cotización a los temporales

El sistema de pensiones de la Seguridad Social, que también goza de superávit, dispone de un fondo de reserva, al que cada año el Gobierno destina una parte del superávit obtenido. Con los fondos del desempleo no hicimos nada parecido. El superávit que se obtiene se dedica a otras partidas, enjuagando el déficit del Estado. Hablar de déficit cero es en verdad hablar del superávit con el que la Seguridad Social salda el déficit real del Estado. Y eso no es ni justo ni lógico, puesto que las cotizaciones son un impuesto al empleo y lo pagan empresas y trabajadores. ¿Por qué dejar a su cuenta el enjuague del déficit?

Son necesarias las reformas para que las cuentas de la Seguridad Social, con sus déficit o superávit, no contabilicen a la hora de estimar el déficit público. Sólo deberían contar a este efecto las aportaciones que en su caso realizara el Estado para saldar cuentas deficitarias.

¿Y qué hemos hecho con este abultado superávit de las cuentas del desempleo? Pues nada que nos sirva para el futuro. Las cotizaciones por desempleo que se pagan en España son las más altas de Europa. Estas altas cotizaciones actúan como un impuesto directo sobre el empleo. Es necesario incentivar la contratación indefinida, sin caer en la tentación de subir las cotizaciones a los contratos temporales. ¿Cómo? Pues rebajando las cotizaciones de los contratos fijos.

Como incentivo a la contratación indefinida impulsada por la reforma laboral pactada de 1997 se aprobaron una serie de bonificaciones a la Seguridad Social que han llegado a suponer importantísimas cantidades (más de 2.000 millones de euros en 2004). Ahora que se va a estudiar un nuevo escenario para apoyar la contratación indefinida y luchar contra la temporalidad, creemos que es mejor ir acabando paulatinamente con estas bonificaciones -que se agotan al finalizar su plazo-, e ir directamente a la medida más útil, la de rebajar la cotización por desempleo para todos los contratos indefinidos.

Pero incluso con esta rebaja de cotizaciones al contrato indefinido, el superávit seguiría existiendo, por lo que tendríamos una magnífica oportunidad para crear un fondo de reserva de desempleo, similar al que ya funciona para las pensiones. La idea básica es bien sencilla: ahorrar ahora que podemos, para tener disponible esos fondos para cuando los necesitemos. Ya sabemos por experiencia que el empleo puede sufrir retrocesos; un buen fondo de reserva nos permitiría amortiguar sus consecuencias más dolorosas a corto plazo, sin que nuestras finanzas públicas sufran un gran varapalo.

Todos nos jugamos mucho con los resultados del diálogo social. Por eso, no deben olvidar que tienen en las cotizaciones sociales un instrumento muy poderoso para mejorar el empleo estable. Y ya conocen nuestra propuesta: rebajar las cotizaciones por desempleo para los contratos fijos, sustitución paulatina de las bonificaciones existentes y crear un fondo de reserva para el desempleo.

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