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Crónica de Manhattan

Enmienda comercial

Cuando James McGovern acabó de trabajar el pasado jueves tuvo la certeza de que había mucha gente descorchando botellas. 'Todos los lobbies de Washington tienen razones para celebrar algo esta noche', lamentó.

Aquel día, la Cámara de Representantes, de la que el demócrata McGovern es miembro, aprobó (sin su voto) el proyecto de reforma del régimen fiscal de los FSC/ITC ('Corporaciones de Venta en el Extranjero'). El objetivo original de la reforma es acabar con los beneficios fiscales concedidos a los exportadores y que la OMC declaró ayudas encubiertas ilegales. La decisión de esta organización internacional permitió que desde marzo la UE impusiera sanciones a EE UU en forma de tarifas a algunos productos. æpermil;stas se incrementan mensualmente un 1% y ya están en el 8%.

El problema que este proyecto legislativo plantea a este y otros parlamentarios, es que se acaba con un recorte fiscal a los exportadores a cambio de conceder otros nuevos y más atractivos a más empresas. De hecho, la cámara mejora el trato impositivo o da ayudas directas a sectores que van desde la producción de tabaco hasta la fabricación de sonares.

McGovern cree que no hay ningún grupo de presión en Washington que haya salido decepcionado con este proyecto de ley en el que, entre otras provisiones, se rebajan los impuestos a los fabricantes, se permiten repatriar los beneficios en el extranjero a un ventajoso tipo fiscal del 5,25%, y se da una ayuda de 10.000 millones de dólares a la agricultura del tabaco.

De salir adelante este texto, el coste para el erario público será de 155.000 millones de dólares en los próximos 11 años. Teniendo en cuenta que las arcas del Estado están bajo la presión de un inmenso déficit, los congresistas se han apresurado a decir que esta pérdida de recaudación se compensará cerrando agujeros y paraísos fiscales por lo que no esperan que su coste exceda de los 34.000 millones de dólares.

El texto de la Cámara Baja tiene que conciliarse ahora con el aprobado por el Senado hace un mes y que también contempla un generoso régimen de ayudas a cambio de las que se quieren derogar aunque no a los mismos sectores y en la misma cuantía que las dispuestas por la Cámara de Representantes. El precio de la reforma del proyecto del Senado es 170.000 millones de dólares aunque también se habla de medidas para contrarrestar esta cifra.

Embarcada en la promesa electoral de reducir el déficit, a la Casa Blanca no le gustan estos textos y menos la perspectiva de una larga discusión para armonizarlos como paso previo para su conversión en ley. George Bush metió mucha prisa al Congreso desde que en marzo llegaron las primeras sanciones.'Estas tarifas imponen un peso creciente a los exportadores americanos, los trabajadores y la economía', dijo.

Y mientras las preocupaciones comerciales siguen sin aliviarse, el viernes se abrió un nuevo frente. Ese día, la OMC declaró ilegales las ayudas de 3.000 millones de dólares anuales que otorga Washington a los productores de algodón. El fallo de esta organización supone una gran victoria de un país en vías de desarrollo que interpuso la demanda, Brasil, y manda señales muy claras a otros países que subvencionan a la agricultura. Tocará ahora abrir otro proceso de enmienda de este subsidio que puede seguir los costosos pasos del que actualmente se discute.

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