Inversores poco informados
La avalancha de escándalos internacionales del pasado reciente y algunos casos locales como el de Gescartera han traído consigo numerosas iniciativas que se presentan bajo el todavía difuso epígrafe de 'buen gobierno'. Normas que intentan evitar que las malas prácticas socaven la credibilidad del sistema y la confianza de los inversores, algo fundamental para que el sistema financiero sea eficiente. Sin embargo, todavía quedan importantes asignaturas pendientes, y en el caso español la información al inversor es una de ellas.
Si de proteger al pequeño ahorrador se trata, las iniciativas legislativas y de supervisión deberían fomentar más la transparencia a la hora de contratar productos financieros. El protector del Inversor de la Bolsa de Madrid, una figura de carácter consultivo que, pese a su labor en pro de los minoristas, no se ha caracterizado por su beligerancia, ha destacado en su informe del año 2004 el creciente número de denuncias fruto de la contratación de productos como depósitos estructurados -cuentas de ahorro con nombre de depósito pero vinculadas a la Bolsa- o warrants.
La CNMV también ha tomado cartas en el asunto, obligando a que todos los depósitos estructurados dispongan de folleto de emisión o con el reciente código de conducta para la venta de productos financieros. Son iniciativas encomiables pero todavía insuficientes para un mercado en el que, hoy por hoy, es el vendedor quien a menudo decide en qué invierten los ahorros los particulares. El mejor ejemplo de esta tendencia ha sido la venta masiva de fondos garantizados, cuyos volúmenes de suscripción parecen depender más del esfuerzo comercial de cada entidad que de las condiciones reales de cada producto.