Crudo caro pese al alivio saudí
El precio del petróleo empezó a ceder en su impresionante escalada después de que Arabia Saudí confirmara ayer que se propone plantear a la OPEP un aumento de la oferta en dos millones de barriles al día. El anuncio supuso un alivio para los países consumidores, pero no basta para cambiar la tendencia de fondo del precio del petróleo, que en lo que va de año se ha disparado más del 21% por distintas causas, algunas coyunturales -la guerra de Irak-, y otras estructurales -la creciente demanda asiática, en especial de China-.
No es seguro que exista consenso en la OPEP para acordar el aumento de la producción anunciado por Arabia Saudí, un país que, según algunos medios estadounidenses, recibió presiones políticas para no complicar la reelección del presidente George Bush. Venezuela ya se ha mostrado en contra. En todo caso, y conocida la tradicional indisciplina del cártel de países productores, en el mercado puede surtir efecto la estrategia que adopte la monarquía saudí. No se obvia que en la formación de precios del crudo intervienen factores especulativos en un mercado cuyos volúmenes negociados multiplican varias veces la demanda real.
Un acuerdo en la OPEP -que apenas representa el 40% de la producción mundial- no va a suponer en ningún caso un desplome de precios. Los expertos aseguran que los tiempos con el barril entre 10 y 20 dólares, como a finales de los noventa, no volverán en el corto ni en el medio plazo. El crudo se mueve estos días en torno a los 37 dólares por barril y nadie espera que baje significativamente en lo que queda de año.
Hay que tener en cuenta que la situación en Irak está muy lejos de normalizarse. Si alguien pensó que la invasión de EE UU y el Reino Unido serviría para hacer caer los precios, las crecientes dificultades de la ocupación han provocado el efecto contrario. Por otro lado, aumenta la preocupación entre los expertos sobre la situación real de las reservas, después de que multinacionales como Shell y El Paso hayan reconocido que las habían sobreestimado. La inestabilidad política en países como Venezuela y Nigeria no ha ayudado a contener los precios.
Las Bolsas empiezan a hacer los cálculos para adaptarse a un escenario de precios altos del crudo, un factor que deteriora la confianza de inversores y consumidores, frena el crecimiento económico y eleva la inflación, lo que a su vez presiona los tipos de interés. Sólo el sector petrolero aprovecha un escenario así, perjudicial para casi todos los demás.
Más a largo plazo, las perspectivas no son halagüeñas para los países consumidores. La incorporación a este grupo del gigante chino y, más lentamente, de otras potencias asiáticas como India puede desbordar las capacidades productoras. Los pozos más importantes del mundo superan el medio siglo de explotación. Es cierto que la tecnología permite explotar recursos donde antes no se podía, como el fondo del mar, pero parece comprobado que el oro negro no es inagotable. Como ya ocurrió en los setenta, quizás esta crisis petrolera haga a Occidente reflexionar sobre su aún elevada dependencia del crudo e impulse el desarrollo de alternativas energéticas más sostenibles. Este debate llevará años, quizás décadas, pero es inaplazable.