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Tribuna
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Sudáfrica y España

Hace unos días la FIFA eligió a Sudáfrica como organizador del Mundial de Fútbol de 2010, que por primera vez en la historia tendrá lugar en África. Como resultado del nuevo sistema de elección rotativo por continentes, todos los candidatos eran africanos. Y Sudáfrica fue vencedora por varios motivos. El de mayor peso es el hecho de que sus estadios, carreteras, hoteles y aeropuertos fueron juzgados mejores que los de sus competidores. También ayudó el amargo recuerdo del último concurso, cuando el país quedó a un sólo voto de ser elegido para el Mundial de 2006, que se celebrará en Alemania. Otro factor que hizo posible la victoria fue la dedicación del ex presidente, Nelson Mandela, que a pesar de su delicado estado de salud viajó en numerosas ocasiones a la sede de la FIFA en Zúrich, donde presentó la candidatura sudafricana como una oportunidad para unir a un país racialmente dividido mediante una obsesión compartida por el deporte.

Pero éste no es el único motivo de alegría en Sudáfrica estas semanas ni tampoco el más importante. El 27 de abril comenzaron allí las celebraciones del décimo aniversario de la abolición del apartheid. En este periodo el país ha logrado deshacer pacíficamente su régimen de segregación racial, evitando una guerra civil que parecía inevitable. Sudáfrica es hoy una democracia multirracial con una economía abierta y competitiva, un país estable en términos políticos y macroeconómicos. También es la economía más grande del continente africano y ha crecido a un promedio anual del 2,8% en la última década. Insuficiente para reducir la pobreza y el paro, pero más que en la década anterior.

Esa fecha coincidió con la investidura del presidente Thabo Mbeki, tras haber logrado casi el 70% de los votos en las elecciones del 15 de abril. Comienza la segunda legislatura de Mbeki, sucesor de Mandela al frente del partido más votado en Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano.

Su campaña tuvo por lema 'una mejor vida para todos'. Las prioridades para alcanzarla son combatir el paro (entre un 30% y un 40%, según la fuente) y la epidemia de sida (que afecta al 12% de sus 45 millones de habitantes). En el terreno internacional, Mbeki seguirá buscando un mayor compromiso de los países ricos para impulsar el desarrollo del conjunto de África en el marco de la Nueva Asociación para el Desarrollo de África (Nepad); un plan para el desarrollo del continente nacido en 2001 con el apoyo del G-8 y que, a diferencia de otras iniciativas anteriores con los mismos objetivos, ha sido diseñada y promovida por los propios líderes africanos, con Mbeki como cabeza más visible.

Después de ganar las elecciones del 14 de marzo, José Luis Rodríguez Zapatero recibió un comunicado de Mbeki en el que, además de darle la enhorabuena, añadía que espera 'una mayor cooperación bilateral y multilateral con España en los próximos años'. Aunque no hacía más que seguir el protocolo entre jefes de Gobierno, lo cierto es que con el PSOE es muy probable que se cumpla su esperanza. Si el programa presentado por el PP a las últimas elecciones no incluye el África subsahariana entre los 'escenarios regionales prioritarios' de su política exterior, el PSOE señala en el suyo que 'las políticas de condonación y cooperación deben dirigirse a esa región 'con carácter urgente y prioritario', y critica al Gobierno del PP por haberse 'despreocupado del drama de la pobreza' en la región más pobre del mundo.

El PSOE se compromete también a diseñar 'una política global para el África subsahariana enmarcada en las iniciativas de la Nepad'. En este proceso, el Ejecutivo de Mbeki, como principal promotor de la Nepad, será un aliado clave.

También Rodrigo Rato prestará especial atención al reelegido Gobierno sudafricano y a la Nepad. Una primera señal de ello fue que días antes de su llegada a la cima del FMI se reunió con los ministros de Finanzas de los países africanos. Parece ser que el propio Rato solicitó la reunión como consecuencia de su conversación previa con el ministro de Finanzas francés, cuando éste, al anunciar la retirada de su candidato francés para dirigir el FMI, solicitó de Rato un fuerte compromiso con el desarrollo de África.

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