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Alimentación transgénica

Bruselas autoriza por vez primera desde 1998 un nuevo producto

Bt 11. Ese es el alias científico del maíz genéticamente modificado que Syngenta (nacida de la antigua división agroquímica de la farmacéutica Novartis) podrá poner a disposición de los consumidores europeos durante 10 años gracias a la autorización aprobada ayer por la Comisión Europea.

El irlandés David Byrne, comisario de Protección al Consumidor, recordó ayer que ya existen otros 34 productos genéticamente modificados en el mercado europeo y el propio Bt 11 se comercializaba, aunque no para el consumo directo, desde 1998.

La polémica decisión se ha tomado a pesar de la resistencia de varios Estados miembros (Francia, Dinamarca, Austria, Luxemburgo, Grecia y Portugal) y las dudas de España y Alemania. La Comisión se ha amparado en los arcanos del reglamento comunitario (que le conceden la potestad de decidir cuándo el Consejo de Ministros de la UE no alcanza un acuerdo) para autorizar por primera vez desde 1998 un producto transgénico. Europarlamentarios del grupo de Los Verdes se manifestaban a las puertas del organismo comunitario contra lo que descalificaron como 'un grave error político, contrario a la opinión de la mayoría de los ciudadanos'.

Byrne, en cambio, confiaba en que, a partir de ahora, las 33 autorizaciones pendientes puedan tramitarse con mucha más celeridad. 'Tengo la impresión de que el proceso será más fácil, cuantas más veces lo hagamos, más se acostumbrará la opinión pública', dijo.

Syngenta, bajo el nombre de Novartis, presentó en Holanda el 11 de febrero de 1999 la solicitud de autorización para comercializar un maíz genéticamente modificado para que produzca la toxina Bt, similar a un insecticida natural. Los análisis de las autoridades nacionales y comunitarias mostraron, según Byrne, que el nuevo maíz 'es tan seguro como el tradicional'. A partir de ahora, los consumidores europeos podrán comprobarlo.

EE UU exige indemnizaciones

Estados Unidos mostró ayer su intención de mantener la denuncia presentada ante la OMC contra la negativa europea de permitir la importación de productos genéticamente modificados. Según el grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo, Washington reclama 1.800 millones de euros como indemnización.

Atentos a

La respuesta estadounidense a la aprobación del maíz transgénico Bt 11 no ha sido positiva. La Comisión Europea tendrá que agilizar los permisos para importar y cultivar nuevas variedades transgénicas si pretender calmar las exigencias de Washington.

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