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Columna
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Martín Patino y la concordia

Tal vez no irrite tanto al presentador de un informe social el hecho de que algún político, al que resulten insoportables sus comentarios, abandone intempestivamente la sala donde se celebra el acto, como otras actitudes más solapadas de quienes aguantan el discurso, se llevan la publicación y sonríen, seguros de que el informe en cuestión no va a tener la menor trascendencia y el mundo va a seguir como a ellos les gusta.

Pero, a veces, el desánimo que invade al analista cuando aprecia la escasa proyección social de su esfuerzo se compensa con noticias alentadoras, como ha ocurrido con la concesión del Premio Fernando Abril Martorell -que se entrega en la llamada cena de la concordia- al cura José María Martín Patino, tanto por su importante papel en la transición política, junto a la figura del cardenal Tarancón, como por el que ha seguido desarrollando posteriormente, sobre todo a través de los informes anuales de la Fundación Encuentro, de la que es presidente.

Martín Patino, al agradecer el premio, hizo una breve referencia a la lucidez y generosidad de quienes abrieron paso al pacto constitucional, que entre otras muchas cuestiones, y en lo relativo al tema donde más participó, acabó reconociendo la laicidad natural del Estado, cuestión esencial para acabar con los conflictos de los dos últimos siglos y afrontar un futuro propio de un Estado moderno, desalojando a la Iglesia de los espacios del poder político.

De una de las sesiones de debate, celebrada en Collado Mediano (Madrid), recordó el comentario de Fernando Abril quien, sentado junto a él, se lamentó de lo interminable que resultaba esa reunión que, al no tener a la vista una 'cuenta de resultados' en que basarse, sólo llevaba a una inútil pérdida de tiempo.

Y aquí, en esta idea de contar con información de base para que el diálogo resulte útil, es donde comienza a gestarse el proyecto de Martín Patino, que cuajaría años más tarde con los informes de su fundación donde se trata, tras el debate científico de datos estadísticos por parte de profesores universitarios y especialistas de distintas tendencias, de aportar una visión objetiva y global de la situación social de España.

El método para llegar a interpretar una información que, en sí misma, no constituye conocimiento, es el diálogo, un diálogo que Martín Patino impone de un modo riguroso, impidiendo los monólogos sucesivos en los que cada uno expone sus ideas haciendo caso omiso de cuanto han dicho los demás, lo que él llama 'otras formas de discurso dialógico'.

Pero, para que que pueda ser fructífero el diálogo es imprescindible, según Martín Patino, la recuperación de la memoria colectiva, evitando desviar la mirada y esa tendencia general a manipular el pasado e incluso a esgrimirlo como arma contra nuestro adversario: 'No se puede aspirar al progreso del futuro si no hemos conseguido un grado alto de reconciliación sobre el pasado que determina el presente. Por tanto, no se trata de volver a enfrentarnos con el pasado, sino de reconciliarnos con ese pasado'.

Pues bien, todas estas ideas impregnan los informes de la Fundación Encuentro. En el que hace el número 11, que va a presentarse el próximo día 26, además de los habituales temas monográficos, se hace una relectura de cuanto ha ocurrido en España en el pasado decenio en materia de exclusión social y servicios sociales, empleo y desarrollo humano, sanidad, pensiones y educación, descentralización política y participación ciudadana.

Además de ello se incide, dentro de las consideraciones generales, en algunos de los temas tratados por el cura en la cena de la concordia y que constituyen su obsesión, quizás inevitable a la vista del panorama reinante.

En efecto, el actual clima de crispación política, la falta de reconocimiento de la más mínima responsabilidad por parte de quienes han tomado decisiones equivocadas y la tendencia a lanzar mensajes simples y estereotipados con interpretaciones carentes no ya de fundamento científico sino de la mínima racionalidad, no parecen ser los mejores ingredientes en momentos donde el diálogo y la reflexión van a ser tan necesarios para los cambios que se avecinan.

Es de desear que el nuevo informe de la Fundación Encuentro, aun con las limitaciones que a veces impone la falta de información estadística, pueda tener el calado social que se merece y ser uno de los marcos en los que basar los debates. Y no sólo para que nuestra clase política no padezca reuniones interminables sino, lo que es más importante, para que acierte en sus decisiones.

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