Los consejeros del Bundesbank aprueban el 'examen ético' que siguió al escándalo de su ex presidente
El consejero de ética del Bundesbank, nombrado a raíz del escándalo que condujo a la dimisión del ex presidente de la entidad Ernst Welteke, ha concluido que no existen pruebas sobre la aceptación de pagos o invitaciones irregulares por parte de sus miembros del Consejo. "No hay pruebas de que se aprovecharan de nada que no sea compatible con su cargo", asegura en un comunicado oficial recogido por Reuters.
El catedrático de Derecho Theodor Baums, tras revisar los pagos e ingresos extraordinarios al Consejo, hizo hincapié también en que, en el futuro, éstos deberán seguir las estrictas reglas a las que se someten sus homólogos en el Banco Central Europeo (BCE).
La revisión de las gratificaciones recibidas por los miembros del consejo de dirección del Bundesbank y la aclaración -de cara al futuro- de cuáles son aceptables, y cuáles no, fueron las dos medidas con las que la entidad buscó recuperar la credibilidad perdida.
Cuando se tomaron, Ernst Welteke aún no había dimitido, como haría días más tarde, por aceptar la invitación, a cargo de Dresdner Bank, de su cuantiosa factura de hotel en Berlín en las Navidades de 2001. Fue cesado temporalmente primero, nada más trascender la noticia en los medios de comunicación alemanes, y el Bundesbank se curó en salud ampliando por su cuenta la investigación a los ocho miembros del consejo, para saber si la reputación de alguno peligraba.
Según un portavoz de la Fiscalía de Francfort, la propia investigación a Welteke podría terminar siendo archivada, siempre que afronte una multa de 50.000 euros. Por ahora, dijo desconocer si el reconocido economista, próximo a la oposición cristianodemócrata y ex asesor del anterior canciller, Helmut Kohl, está o no por la labor de pagar la suma. Las cuatro noches que pernoctó en el Adlon berlinés junto a su familia, para asistir a las celebraciones por la entrada del euro, ascendieron a unos 8.000 euros. Permitir que las pagara una entidad privada le apartó de un mandato que oficialmente expiraba en 2007 y colocó al conjunto del banco central en el punto de mira.