Rodrigo Rato salta al FMI
Rodrigo Rato se estrenó ayer como director gerente del FMI con una multitudinaria rueda de prensa en la que apareció escoltado por Thomas Dawson, el portavoz oficial del organismo multilateral. Ningún miembro del Ejecutivo de Zapatero, que fue de los primeros en felicitarle por el nombramiento, ni de la cúpula del Partido Popular hizo acto de presencia en el primer evento de Rato como máximo responsable del Fondo. Una orfandad ante las cámaras que es sólo aparente y, seguramente, premeditada. Rato quiere que prevalezca su imagen de 'técnico' frente a la de 'político' y 'europeo'. Ayer dejó claro que no va al Fondo Monetario 'como español'. Y su intervención sirvió para empezar a marcar esa distancia necesaria para poder actuar, de manera efectiva, como 'defensor de los intereses de los 184 países miembros del Fondo'. Vistiéndose de técnico apátrida, Rato quiere dejar claro que no va al FMI como abanderado de los intereses de las empresas españolas en Latinoamérica, una de las regiones más dependientes de las líneas de crédito del organismo multilateral.
En su primer balance como director gerente del FMI, Rato dibujó un panorama económico bastante esperanzador. La economía mundial ha entrado en una fase de recuperación y la ausencia de presiones inflacionistas en Europa y EE UU permiten descartar un aumento brusco en los tipos de interés en ambas regiones. Sin embargo, persisten algunos desequilibrios y amenazas latentes que será necesario vigilar.
Rato citó el espectacular repunte en los precios del petróleo como uno de los lastres para la economía global y asumió como propia la reiterada advertencia del FMI sobre la necesidad de que EE UU reduzca sus enormes déficit presupuestarios y por cuenta corriente. Además, se opuso a 'cualquier política que trate de desvirtuar' la evolución de las divisas, en clara referencia a las sospechas de que EE UU podría estar favoreciendo una devaluación del dólar para impulsar las exportaciones y el crecimiento económico.
El nuevo director gerente del Fondo dejó claro que ha hecho los deberes al repasar, tanto en español como en un inglés fluido, la situación de países como Argentina y Brasil, dos de los tres mayores deudores del Fondo. Rato asegura que las negociaciones de Argentina con sus acreedores privados son un asunto 'bilateral', pero reconoce que tendrá que vigilar de cerca el proceso porque el resultado de estas negociaciones tendrá grandes repercusiones en la credibilidad financiera del país. En cuanto a los planes de Brasil para excluir las inversiones en infraestructuras de los objetivos fiscales pactados con el FMI, advirtió que no sería beneficioso para nadie que se cuestione la veracidad de las cuentas públicas del gigante suramericano. Una manera sutil de indicar que cualquier cambio en esta materia deberá ser consensuado de antemano con el Fondo.
Mensajes claros y directos, muy del estilo Rato, que por ahora hablan de continuismo en el FMI. Habrá que esperar algún tiempo para ver si con Rato cambian o no las líneas directrices de un organismo que es clave para la estabilidad global y que está en pleno proceso de autocrítica y regeneración.