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Columna
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Nueva UE y brecha digital

La nueva Europa, la UE-25, nace con 16 millones de internautas más, aportados por los diez países que se han incorporado a la Unión Europea en la quinta y más extensa ampliación de su historia. La superficie de la UE-25 es un tercio mayor y supera los cuatro millones de kilómetros cuadrados; la población crece un 17% y pasa de 380 a 453 millones de habitantes, pero el PIB sólo aumenta un 7%.

La UE-25 es una comunidad más amplia, asentada en los mismos principios democráticos, pero los países que se incorporan son más pobres. En términos de renta per cápita sólo Chequia y Eslovaquia están al nivel de los países menos desarrollados de la antigua UE-15, y lo mismo sucede con su Sociedad de la Información, pues sólo Eslovenia y Estonia tienen más internautas que España, en porcentaje de su población. La brecha digital se agranda.

En Europa hay actualmente 203 millones de usuarios de internet, de los que 168 millones están en la UE-15 y los restantes son los 16 millones de nuevos comunitarios y los 19 millones que residen en países no comunitarios. Tras la ampliación, por el llamado efecto estadístico, el porcentaje de usuarios en la UE baja del 45,3% de la población al 40,6% (el 67,6% en Estados Unidos).

El reto de los nuevos socios de la Unión es adaptarse a un mercado de libre competencia muy exigente

El reto de los nuevos socios es adaptarse a un mercado de libre competencia muy exigente. Tienen que abrir sus economías y desarrollar más su cultura empresarial, coartada en muchos de ellos a lo largo del siglo XX, y tener éxito en la lucha contra la corrupción y en la reforma de sus Administraciones públicas. Además, deben realizar un gran esfuerzo suplementario en otros campos, como el de la Sociedad de la Información, uno de los objetivos estelares del club al que acaban de incorporarse. La integración social es de vital importancia para el éxito de la ampliación, y la integración digital es un aspecto destacado de la misma.

Las tecnologías de la información y la comunicación se han convertido en tecnologías generadoras, que fomentan la competitividad y mejoran el funcionamiento de la economía. Es el objetivo de la iniciativa eEurope, un proceso de cambio y modernización cuyo actual plan de acción, llamado 2005, busca garantizar la difusión del acceso de banda ancha e implantar servicios, aplicaciones y contenidos relativos a los servicios públicos y al comercio electrónico, con el propósito de que la economía digital beneficie a todos los ciudadanos europeos

Para ir cerrando la brecha digital y desarrollar su Sociedad de la Información los diez nuevos países comunitarios aceptaron, en 2001, la iniciativa eEurope, pero los indicadores disponibles apuntan a que el esfuerzo realizado no ha sido hasta ahora suficiente. En cualquier caso, inferior al de España, donde están conectados a la red 11,5 millones de personas, un tercio de la población adulta; hay 2,2 millones de accesos de banda ancha; en eGoverment ocupamos la sexta plaza europea por disponibilidad de servicios públicos, y sólo echamos un borrón en el desarrollo del comercio electrónico.

A los nuevos socios, además de pedirles un esfuerzo, hay que tenderles una mano, con ayudas económicas para desarrollar su Sociedad de la Información, facilitándoles la incorporación a los servicios paneuropeos tipo Eures (movilidad en el empleo) o Ploteus (educación), desarrollando infraestructuras para facilitarles la interoperabilidad de sus Administraciones públicas con las del resto de la UE-25, o haciéndoles partícipes en las iniciativas legales, como la implantación de la firma electrónica.

Internet está cambiando el mundo en que vivimos y de la forma en que la UE realice esa transición dependerán nuestra futura calidad de vida y condiciones de trabajo, así como la competitividad global de nuestros servicios e industrias, y con ello la posibilidad de convertirse en la economía del conocimiento más competitiva del mundo en 2010, según el objetivo fijado en marzo de 2000 en el Consejo Europeo de Lisboa. A los nuevos países se les pide que se impliquen en ese reto y cierren su brecha digital, al tiempo que se les dice, ¡bienvenidos!

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