Fadesa o la profecía incumplida
La profecía autocumplida abunda en los mercados financieros. Al depender las cotizaciones de las decisiones de compra o venta de los operadores, las expectativas acerca de un hecho son las responsables de que, finalmente, éste suceda. Aunque probablemente no hubiese sucedido de no haberse corrido la voz. Hay expectativas de que la Bolsa retroceda y, por lo tanto, los inversores venden. De modo que retrocede.
Pero este mecanismo no funciona siempre. Por ejemplo, las dos últimas empresas que han salido a cotizar en el mercado español han comenzado su andadura de forma similar, si bien las expectativas despertadas a priori eran radicalmente opuestas. Antena 3 se estrenaba en el mercado rodeada por el escepticismo, y algunos analistas se aventuraban a adelantar un estreno a la baja.
No ocurrió así y, de hecho, Antena 3 se repuso de los miedos iniciales para iniciar un camino alcista. Sube un 70% sobre el primer cambio que marcó en la Bolsa, referencia obligada sobre su estreno bursátil al no venderse las acciones al público, sino regalarse a los que en ese momento eran accionistas de Telefónica.
La de Fadesa ha sido una historia distinta. La fuerte demanda de acciones en la oferta pública de valores hizo que la mayor parte de los expertos augurase un estreno espectacular. Con una sobresuscripción que rondaba las 10 veces, los expertos tenían motivos para ser optimistas. Pero al final el estreno de Fadesa no ha sido brillante, sino gris, en las dos sesiones que lleva la inmobiliaria gallega sobre el parqué.
Ha tenido la mala suerte de tropezarse en su estreno con un mercado plano, tras las subidas de meses anteriores. Y en la jornada de ayer la festividad de Londres restó potenciales compradores de títulos. Pero no es menos cierto que, cuando el dinero tiene ganas, supera con facilidad estos obstáculos circunstanciales.
Fadesa no tira como se esperaba porque, posiblemente, el mercado vaya un paso por delante de los analistas, y no al revés. Los colocadores, tanto al poner precio a las acciones como a la hora de estabilizar el valor con compras y ventas, han tomado el pulso al mercado. Los inversores, por su parte, quieren Fadesa, pero no están dispuestos a pagar precios elevados. Ya no quedan terras con las que hacerse rico.