La buena suerte de Julio Be
La suerte ha querido que Julio B. -léase Julio Be- sea, por muy poco, uno de los agraciados en el sorteo que ha realizado Fadesa para la adjudicación de títulos de la compañía, en la OPV que sacará a la inmobiliaria gallega a bailar al parqué bursátil. Así al menos consta en el hecho relevante enviado a la CNMV, donde se especifica que de todas las peticiones formuladas en el tramo minorista se han adjudicado 119 acciones a los peticionarios cuyos nombres y apellidos se encuentren entre la S y la Z y entre la A y a J. 'La última adjudicación ha correspondido a un mandato de compra que contiene la configuración Julio, Be', explica la nota de Fadesa.
Enhorabuena, por tanto, Julio Be, porque forma usted parte de los más de 122.000 pequeños inversores que han conseguido acciones de Fadesa. Al menos 53.000 peticionarios no han tenido tanta suerte y se han quedado con las ganas.
El fenómeno Fadesa pone de manifiesto que el inversor le tiene ganas a la Bolsa. El mismo inversor conservador que en los últimos tres años ha volcado sus esfuerzos de ahorro en productos conservadores ha recuperado su apetito por el riesgo y ha acogido con alborozo la primera oferta pública de títulos que se produce en España desde la OPV de Enagas, allá en junio del año 2002. La demanda de la acciones en la presente OPV se estima que ha superado a la oferta entre 10 y 20 veces.
El fenómeno no se circunscribe sólo a Fadesa. Bancos de inversión y sociedades de valores están percibiendo un cambio de actitud en el cliente. El mismo cliente que hasta hace bien poco era incapaz de soportar en su cartera otra cosa que no fuera un garantizado, un monetario o un fondo de renta fija. 'El inversor en estos momentos prefiere rentabilidad a seguridad', sostienen los expertos del mercado.
Otro dato: durante el primer trimestre de 2004 las suscripciones en fondos de inversión alcanzaron niveles récord. Buena parte del dinero nuevo entró en fondos de renta variable.
Tanto este acontecimiento, muy celebrado en el sector, como la fuerte demanda en la OPV de Fadesa recuerdan a los mejores años del que se llamó capitalismo popular, a finales de los noventa. Pero para que la parte más oscura de la historia no se repita el inversor debe grabarse a fuego dos palabrejas muy en boga últimamente: diversificación y asesoramiento.