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Cinco sentidos

A cuenta de la empresa

Las tarjetas de crédito para las compañías ayudan a gestionar los pagos y a negociar precios especiales

Una comida de negocios, un billete de avión o la estancia en un hotel durante unas jornadas de trabajo son gastos que habitualmente se cargan a la cuenta de la empresa. Aunque la forma de pago varía según las preferencias del cliente (efectivo, cheque o tarjeta propia), las tarjetas de empresa se extienden entre las compañías, sea cual sea su tamaño. Símbolo de prestigio, de las tarjetas business se decía que imprimían un halo de poder a quien las utiliza, pero ya no son tan exclusivas. Las hay específicas para pymes y autónomos. Y ofrecen más prestaciones que las particulares.

Una de sus ventajas es que, además de permitir el pago de cualquier tipo de gasto, ya sean compras, alojamientos o viajes, disponen de herramientas que facilitan la gestión y el control de los gastos de los directivos -sus mayores usuarios-, así como las compras a proveedores. Y es que disponer de una tarjeta de empresa no es sinónimo de compras ilimitadas.

La Caixa, American Express y Banesto, por ejemplo, ofrecen herramientas que facilitan la gestión del límite de las tarjetas de cada contrato o de cada unidad, según las necesidades. También permiten agrupar las tarjetas por departamentos o áreas de la empresa o mantener una cuenta de cargo independiente para cada grupo, así como establecer los límites operativos de cada tarjeta.

Hay tarjetas de empresa específicas para pymes y para multinacionales

Además, y para facilitar las compras habituales de empresa, algunas entidades tienen las llamadas tarjetas purchaising, que permiten reducir los costes de transacción.

Y es que no todas las tarjetas de empresa son iguales. Las entidades, conscientes de las exigencias y necesidades de estos usuarios, ofrecen una amplia gama de posibilidades. Casi tantas como perfiles de clientes existen en el mercado. Así, a las habituales distinciones entre tarjetas oro, platino, corporate o prepago (que se asignan en función del cargo del usuario), se suman las destinadas específicamente a pymes, microempresas o multinacionales.

Tarjetas personalizadas

El abanico puede ampliarse. Caja Madrid clasifica sus tarjetas según la marca (Visa y Mastercard), la forma de pago, los distintos acuerdos (con marca propia o de terceros) o la tecnología (banda magnética, dispositivo electrónico o chip).

Y si la empresa lo desea, puede imprimir su toque personal en el plástico y personalizarla con su logo, algo que permite BBVA y La Caixa, que ofrecen la posibilidad de que aparezca el nombre de la empresa y del titular en la tarjeta y la fotografía del usuario.

Una ventaja añadida es que las tarjetas de empresa permiten beneficiarse de los programas de fidelización, caso del Membership Rewards Club de American Express, o acumular puntos canjeables por regalos (como los Estrella de La Caixa o Iberia del BBVA). Otras incorporan descuentos en restaurantes, gasolineras y hoteles como las de Banesto y las de Deutsche Bank. La mayoría incluye precios especiales en los comercios más utilizados.

Para contratarlas, basta el visto bueno de la empresa, que ha de autorizar la emisión de la tarjeta a nombre del empleado con un límite determinado. Eso sí, se carguen los pagos a la cuenta del usuario o a la de la empresa, ésta es al final la que paga.

Los seguros, su mayor baza

Tanto para el cliente como para la empresa. La gama de seguros que incorporan las tarjetas de empresa es importante y mayor que los incluidos en las de los particulares. Además, en estos casos, buscan cubrir tanto al usuario como a la compañía. Tanto es así que la mayoría de las pólizas incorporan un seguro de infidelidad que cubre a la sociedad contratante en caso de que el empleado realice un uso indebido o fraudulento de la misma.En lo que respecta al usuario, las coberturas y los importes que cubren varían tanto entre las entidades como entre las distintas tarjetas. Un ejemplo de ello son las coberturas que incorporan las tarjeta Visa Business y E-Business Mastercard de Ibercaja, que incluyen un seguro de responsabilidad limitada en compras, asistencia en viajes, accidentes y un seguro de uso fraudulento, que protege a la empresa frente al mal uso de la tarjeta por parte del titular, junto a un Centro de Atención Permanente de Emergencia, para casos de robo de la tarjeta.La cobertura de gastos médicos en el extranjero es capital en estas pólizas, de ahí que también la incluyan entidades como el Sabadell y Caja Madrid. Y una curiosidad más. Dada la condición de viajeros que suelen tener sus usuarios, algunas pólizas incorporan indemnizaciones por demora en la salida del viaje y reposición de emergencia en caso de pérdida de la tarjeta como sucede en la E-business Mastercard de BBK.

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