Trichet ignora las presiones y deja los tipos en el 2%
El Banco Central Europeo (BCE) mantuvo ayer en el 2% los tipos de interés de la zona euro, a pesar de la creciente presión de empresarios y políticos a favor de una bajada. Su presidente, Jean-Claude Trichet, recordó que los tipos están históricamente bajos y se mostró convencido de que permitirán impulsar un crecimiento 'modesto, pero gradual'.
El Banco Central Europeo (BCE) no cree necesario bajar los tipos de interés en estos momentos porque considera que, a corto plazo, la zona euro seguirá registrando una recuperación gradual.
Ni los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid, ni el declive en los índices de confianza de consumidores y empresas, ni el aletargado ritmo de crecimiento de la economía han convencido al consejo de gobierno de la entidad para cambiar su opinión sobre la conveniencia de reducir el precio del dinero, que desde junio pasado está en el mínimo histórico del 2%.
En las últimas semanas, el banco había recibido presiones de algunos políticos europeos, incluidos el canciller alemán Gerhard Schröder y el primer ministro francés, Jean Pierre Raffarin, así como de expertos económicos, para que bajase los tipos una vez más.
El consejo del banco aceptó el nombramiento como nuevo miembro de González-Páramo
De hecho, en los últimos meses el sesgo del mercado ha pasado de 'mantener con tendencia a subir los tipos', a 'mantener con tendencia claramente bajista de las tasas de interés', como consecuencia de la apreciación fuerte del euro en enero y febrero y de la aparición de difusas señales de reactivación económica después.
En la rueda prensa mensual, tras las deliberaciones del consejo de gobierno de ayer, en Fráncfort, Trichet declaró que el consejo no ve nada significativo que afecte a la confianza del consumidor en relación con los atentados de Madrid, aunque no excluyó medidas futuras para paliar sus posibles consecuencias.
Por otra parte, calificó de equilibrados los riesgos sobre la economía de los doce países del euro y rechazó las interpretaciones y peticiones de políticos para que la entidad recorte las tasas de interés.
Sin embargo, comentó que 'no estamos sordos ni ciegos' respecto de los comentarios recientes sobre un posible abaratamiento del precio del dinero, y precisó que el BCE no ha cambiado la postura en su política monetaria, 'que concuerda con el criterio de mantener la estabilidad de los precios a medio plazo'.
El banquero francés dijo que la recuperación económica está en marcha, pero por debajo de su potencial, y que los tipos se hallan en un mínimo histórico, lo que debería servir de aliciente para un mayor consumo.
Respecto de hace un mes, la situación no se ha modificado, y si cambia en el futuro el BCE hará el análisis pertinente y actuará en consecuencia, con un cambio de los tipos 'hacia arriba o hacia abajo', comentó el máximo responsable del banco.
Trichet restó importancia a las interpretaciones emitidas en las últimas semanas sobre una supuesta inclinación de la entidad monetaria a rebajar las tasas, y recordó que el objetivo de esta entidad es velar por la estabilidad de los precios, lo que debe favorecer la capacidad adquisitiva del consumidor.
Cautela para el futuro
El economista francés fue cauteloso y evitó dar la impresión que deja una puerta abierta para una próxima bajada de los tipos de interés. Pero varios expertos señalaron que, a juzgar por sus palabras, se ha desvanecido el optimismo de hace unos meses sobre una briosa reactivación económica en los países del euro. Es decir, que sí creen que hay margen para una bajada futura de los tipos.
Por su parte, el Banco Central de Suecia (Riksbank) recortó ayer en medio punto el precio del dinero, hasta el 2%, lo que lo sitúa en el nivel más bajo desde 1904. Hasta ahora estaban en el 2,5%.
El Riksbank, el banco central más antiguo del mundo, había llevado a cabo una rebaja de los tipos de interés de un cuarto de punto a principio de febrero, dejando el tipo de referencia en el 2,5%.
Según el instituto emisor, la decisión se ha tomado dado que la recuperación de la actividad económica, más lenta en el país nórdico que en Estados Unidos y Asia, no tendrá un impacto significativo sobre los precios.
El consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) aceptó también ayer la recomendación formal del Consejo Europeo de nombrar al español José Manuel González Páramo nuevo miembro del comité ejecutivo de la entidad 'por ser una persona de reconocido nivel y de experiencia profesional en cuestiones monetarias y bancarias'.
González Páramo sustituirá el 1 de junio próximo al también español Eugenio Domingo Solans, que concluye su mandato de seis años como responsable de estadísticas y billetes en la entidad.
Tres argumentos para no bajarlos
1 Posible repunte de la inflación por el petróleo. Trichet tampoco descartó la posibilidad de un súbito incremento, aunque sea pasajero, de la inflación por el aumento de los precios del petróleo, por ejemplo, aunque las cifras provisionales de marzo, del 1,6%, encajan perfectamente en la idea que tiene el banco sobre la estabilidad de los precios. Jean Claude Trichet aclaró que este instituto no está concebido para hacer un ajuste fino de la economía sino para crear condiciones que aseguren la estabilidad de los precios y preserven la capacidad adquisitiva.2 No hay señales que cuestionen el crecimiento. El presidente de la autoridad monetaria europea afirmó también que en general no hay señales que pongan en tela de juicio la valoración de que 'el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en el área euro continúa, aunque sea modesto'. Agregó Trichet que se mantienen también las condiciones para una recuperación en 2004 y más allá de este año, y confió en que unos mayores ingresos personales generen más gasto, especialmente porque no hay nada que obstaculice el consumo familiar.3 Relajación en el tipo de cambio del euro frente al dólar. La leve depreciación del euro frente al dólar en las últimas semanas puede mejorar las perspectivas de crecimiento de las empresas exportadoras europeas. Los ingresos de estas compañías, con elevados volúmenes de ventas en EE UU y en países bajo la influencia del dólar, se han visto reducidos por la fuerte y rápida apreciación de la divisa europea. En este sentido políticos y economistas han solicitado al BCE una bajada del precio del dinero con el fin de impulsar el paupérrimo crecimiento de los doce.