_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Réquiem por el primer caído, Renault Villaverde

No ha habido mucho revuelo, sólo han sido 500 empleos. Pero ya es noticia el cierre de una fábrica de automoción en España: Renault Vehículos Industriales, en Villaverde (Madrid). Los agoreros de la deslocalización, entre los que se apunta el que subscribe, empiezan a tener razón. Ya no es (tan) atractivo fabricar coches y camiones en España y las multinacionales rehacen, con todo el derecho, su tejido industrial. En esta ocasión ni siquiera se van a China o Chequia, se vuelven a Francia para ser más productivos.

Los sindicatos, como es lógico, lucharán por unas indemnizaciones altas para aquellos que pierden su empleo. A nadie se le ocurre ofrecer los 20 días de indemnización por año trabajado que permite la ley. Ni siquiera 45, el máximo legal sin impacto fiscal. El sector es generoso en los cierres y, con casi toda probabilidad, se superarán los 60 días y habrá un no menos generoso paquete de prejubilaciones. Las penas con pan son menos y así el fabricante reduce el ruido social de su decisión.

El cierre de esta planta tiene también cierto toque emocional. Renault Vehículos Industriales (RVI) se asienta sobre parte de los terrenos de la histórica fábrica creada por don Eduardo Barreiros, uno de los pioneros del sector del automóvil en España. Si nuestros políticos supiesen diseñar los planes urbanísticos a favor del empleo industrial, en los terrenos de la fábrica debería abrirse un hermoso parque a la memoria de don Eduardo. Pero como los planes urbanísticos tienen otros móviles muy diferentes a la protección del empleo industrial, seguro que lo que habrá allá son pisos, reportando a Renault una plusvalía infinitamente superior al beneficio industrial que haya podido reportarles el centro en los últimos 10 años. Así no sólo no se retienen las empresas, sino que se financia su desmantelamiento. ¡Un gran trabajo social de la Consejería de Urbanismo!

Todavía nos quedan 16 centros, algunos muy malheridos cuando no tocados de muerte. Este año, además, Renault, Nissan, Peugeot, Citroën, Opel y Seat tienen que renovar sus convenios. Seguro que más de un fabricante aprovecha el momento para lanzar un órdago deslocalizador. Y puede que no vayan de farol.

Hay pocas dudas de que en el cambio de Gobierno han tenido gran peso razones emocionales y políticas. Pero los nuevos gobernantes deben darse cuenta cuanto antes mejor que la economía cercana, no sólo la macroeconomía, tiene su relevancia. Deben tomarse pronto medidas para proteger el tejido industrial porque de lo contrario el número de cierres aumentará, y alguno de ellos mucho más sonado y grave que el actual. No se olviden del Ministerio de Industria en el nuevo Gobierno, por favor. Alguien lo hizo hace cuatro años, y así nos va, sólo crece la construcción y, algo, el turismo, ¿hasta cuando?

Archivado En

_
_