Los socialistas rehacen las alianzas de España en la Unión Europea
El futuro Gobierno español prepara una recomposición de las alianzas tradicionales de España en Europa, según las fuentes consultadas por Cinco Días. Madrid prevé alistarse de nuevo en la vanguardia europea, en la que habitualmente militan Alemania, Francia y el Benelux.
Los socialistas perciben que 'con el Partido Popular España había abandonado Europa'. El diagnóstico, del eurodiputado socialista Carlos Carnero, coincide en cierto modo con la apreciación en círculos comunitarios del talante que ha impregnado la actuación de España en Bruselas durante los últimos ocho años.
'Europa admiraba la transición española y valoraba muy positivamente los avances del pueblo español', ensalza un veterano funcionario francés de la Comisión Europea. 'Pero de repente se tuvo la impresión de que se convertía en un aliado incómodo y hasta cierto punto arrogante'.
'Aznar se aferró a Niza para esconder su rechazo de la Consitución'
El Ejecutivo de José María Aznar ha negado siempre estas acusaciones. Y el Partido Popular atribuye la nueva actitud española a un cambio en los intereses del país en Europa. 'España ya no necesita dinero, sino poder', insisten los populares. E instan al futuro Gobierno socialista a que preserve las cuotas de poder que España obtuvo en el Tratado de Niza.
Los socialistas consideran 'exagerada' la importancia que el Ejecutivo Aznar concede al reparto de votos en general y al que selló la cumbre de Niza en diciembre de 2000, en particular. 'Dan igual las cifras. Aznar no tenía con quien sumar', ironizan.
España, y de rebote Polonia, que aún no era miembro de la UE, consiguió en Niza 27 votos en el Consejo de Ministros, el órgano más poderosos de la Unión. Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, los cuatro países más poblados de la Unión, sólo consiguieron dos más.
'Fue en gran parte la consecuencia de una escala de votos que ya había desde el momento de la adhesión', minusvaloran fuentes socialistas. España ingresó con ocho votos frente a los diez de los países grandes, y como ellos obtuvo el derecho a dos puestos en la Comisión Europea.
El proyecto de Constitución acaba con esa relación y fija un sistema de voto basado en el la población de cada país. Las decisiones por mayoría cualificada se adoptarán con el voto favorable de al menos el 50% de los estados siempre que representen al menos al 60% de la población.
Aznar renegó de este modelo por considerarlo una traición a la habitual ponderación del voto inherente, en su opinión, a una Unión de Estados. Los socialistas, en cambio, incluidos los españoles, defendieron en la Convención que elaboró el proyecto de Cosntitución el sistema de doble mayoría.
'Aznar se aferró al espantajo de Niza para esconder su oposición al proyecto constitucional', acusa sin ambages Carlos Carnero, que fuera miembro de la Convención. 'Es completamente inaceptable que el Go bierno intentara centrar el debate en un sólo artículo que, además, no es el más importante. Los socialistas subrayan los avances que la Consitución supondrá en materia de política de seguridad y justicia, al tiempo que reafirma el principio de cohesión.
Voto: Negociación de los umbrales de mayoría
El proyecto de Constitución fija un sistema de voto basado en la doble mayoría de Estados (50%) y población (60%). Los socialistas aceptan el principio que inspira ese modelo, pero no descartan negociar esos umbrales. En cualquier caso, aseguran que 'con el Gobierno socialista, España va estar con la mayoría'. El futuro Gobierno no parece temer un sistema que, incluso en su redacción actual, permite a España con los votos de Francia y Alemania bloquear una decisión.Tal coincidencia de voto entre Madrid, París y Berlín parecía muy improbable hasta hace una semana, pero los nuevos gobernantes confían en que esa colaboración sea posible. 'España va a estar en los círculos de poder', auguran los socialistas.
Efectos: Londres, Roma y Varsovia buscan aliados
El triunfo socialista ha descabalado todas las piezas del puzzle europeo. La previsible coincidencia de los intereses españoles con Francia y Alemania obligará a Gran Bretaña, Italia o Polonia, compañeros de viaje (a veces) de José María Aznar, a replantear su estrategia.El primer ministro Tony Blair es el mejor colocado, pues además de ser un aliado imprescindible en materia de defensa y política exterior, ya antes de la debacle electoral de Aznar se había aproximado al eje franco-alemán. Varsovia pierde, en teoría, su único apoyo en el debate de la Constitución europea, donde Aznar defendía el mismo modelo de voto y la inclusión de una mención a la tradición cristiana. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, parece el más aislado.
Parlamento: El PSOE quiere recuperar escaños
La aparente disposición de José Luis Rodríguez Zapatero a desbloquear el proyecto de Constitución no apunta a que el texto vaya a aceptarse ahora sin ninguna modificación.Los socialistas quieren recuperar en el Parlamento Europeo alguno de los escaños que el Gobierno de José María Aznar sacrificó en Niza a cambio de votos en el Consejo de Ministros. España es el país que más europarlamentarios perderá con la ampliación de la UE (pasa de 64 a 50), en un momento en que el proyecto de Constitución prevé doblar las competencias de la única institución comunitaria elegida por sufragio universal. El margen de negociación, sin embargo, parece escaso si se mantiene la actual relación entre escaños y población.