Estímulos para invertir fuera
Las cámaras de comercio han cambiado su tradicional modo de operar para estimular la actividad exterior de las empresas españolas, especialmente de aquellas de pequeño y mediano tamaño, que carecen de herramientas para acceder a mercados de fuerte crecimiento, pero de complicado entramado burocrático. Del apoyo al simple intercambio tradicional de productos, cada vez menos necesario ante la apertura de bloques geográficos a los flujos comerciales, se ha pasado a la búsqueda de nichos de negocio para la inversión, cada vez más necesaria para las empresas en un entorno de globalización que busca la utilización más óptima de los factores.
Las cámaras de comercio han decidido entrar en un terreno que hasta hace poco era propio de comités bilaterales y de la mediación política de los gobiernos. Han decidido buscar nichos de inversión a las empresas, para lo que han seleccionado una docena de países con fuerte crecimiento de sus economías y con propensión al riesgo limitada o nula, con algunas excepciones como Irak o Irán. Los sectores elegidos van desde la agroindustria hasta los bienes de equipo, pasando por los componentes de automóviles, medio ambiente o franquicias y moda.
Identificados los proyectos, las cámaras seleccionarán a las empresas y prepararán los contactos pertinentes para desbrozar el camino hasta la presentación a los concursos, procedimientos que en muchos países deben superar recorridos muy largos, incluso plagados de obstáculos cuya catalogación va más allá de la engorrosa burocracia. Pero llama la atención que de los países del este de Europa que se integrarán en la UE sólo Polonia figura entre los seleccionados, y Rusia como gran mercado europeo del Este. Da la sensación de que los promotores saben que se llega tarde, algo que no deja de ser una triste realidad.