Mensaje de los Oscar a Hollywood
Eclipsada por el estreno de la polémica película de Mel Gibson La Pasión de Cristo, se celebra el domingo la gala de entrega de los Oscar. La fiesta anual de Hollywood nomina, en general, buenas películas y muy buenos actores en esta nueva edición.
En las quinielas hay apuestas de bajo riesgo, como es el premio a la mejor película para la neozelandesa El retorno del rey, la última parte de la trilogía de El señor de los anillos. La obra de un sorprendente y solvente Peter Jackson que ha cambiado de registro desde aquel primer Mal gusto, de 1987, a una imponente superproducción cuya taquilla supera ya los 2.000 millones de dólares.
Pero un repaso detenido a los candidatos pone en evidencia que los Oscar llevan un mensaje claro para Hollywood: se acabó la autocomplacencia.
Más que nunca, las películas extranjeras se han colado en otras nominaciones. Pedro Almodóvar se llevó la estatuilla al mejor guión original en 2003, una categoría poco explorada para un extranjero. Este año películas como la brasileña Ciudad de Dios han hecho que Fernando Meirelles sea el candidato a un gran premio, el mejor director, y películas canadienses, británicas o australianas, entre otras, copen otras categorías.
También las extranjeras dominan la candidatura a la mejor actriz. La consolidada y solvente Diane Keaton es la única estadounidense y se mide con una australiana, Keisha Castle-Hughes (Whale rider); dos británicas, Samantha Morton (por In America) y Naomi Watts (por 21 gramos), y una sudafricana, Charlize Theron, por Monster. Por cierto que la crítica, haciendo un raro uso de la hipérbole (que también ha usado con Sean Penn en Mystic river), aconseja señalar su casilla en la quiniela.
Otro mensaje: se buscan guionistas. En el apartado de guión original sólo la nominación de Lost in Translation y Buscando a Nemo son historias de Hollywood (y quizá no del más clásico). Las invasiones bárbaras llega de Canadá, Dirty pretty things es británica y completa el cuadro de candidatos In America, del irlandés Jim Sheridan. Las adaptaciones se hacen sobre éxitos literarios como Seabiscuit, El señor de los anillos y Mystic river, con poco riesgo, mientras que se meten en este apartado a Ciudad de Dios y American splendor, una película de HBO y escaso recorrido por las pantallas comerciales.
Lo que ha hecho el cine rápidamente es adaptarse a los nuevos tiempos y hacer coincidir la nominación de una película no con su lanzamiento, sino con el del DVD. Seabiscuit se estrenó en julio, cuando normalmente las candidatas reservan su maquinaria de marketing para los meses o semanas previas a la nominación. La creciente importancia del DVD y un generoso presupuesto en publicidad permiten que la cinta se estrene dos veces y siga como nueva para la fiesta del Hollywood más abierto.
1,5 millones por un anuncio glamuroso
Sean Pen, Tim Robbins, Renée Zellweger, Jude Law o el director Peter Weir contendrán los nervios antes de oír su nombre entre los nominados, y es que la gala será larga. Publicidad obliga a uno de los espectáculos más vistos y que permite que la cadena ABC se embolse 1,5 millones por cada anuncio de 30 segundos (todo vendido desde septiembre). Los anuncios están controlados por la academia del cine, que impone estrictas normas, por lo que, a diferencia de la Superbowl, se ha asegurado que los anuncios tengan un gusto más glamouroso que los vistos hace un mes. En los Oscar no se deja nada al azar: cinco segundos de desfase entre show y retransmisión permitirán que lo que salga sea de lo más decente.Lo que no se verá es la bolsa de regalo a presentadores y nominados, valorada en 110.000 dólares, aunque se sabe que incluye billetes para un crucero, una televisión de 6.000 dólares y una humilde cafetera de 500. Se ha acabado la crisis. En 2003 estaba valorada en 20.000 dólares.