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La city
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ryanair se venga en cabeza ajena

Michael O'Leary, el consejero delegado de Ryanair, ha vuelto a dar una lección de reflejos. Apenas 20 días después de que la Comisión Europea reclamase a la aerolínea irlandesa de bajo coste la devolución de al menos un millón de euros en ayudas públicas ilegales, O'Leary ha anunciado la supresión de ocho vuelos diarios entre el aeropuerto belga de Charleroi y el londinense de Stanstead. El recorte equivale, según la compañía, al 10% de su actividad en el pequeño aeropuerto al sur de Bruselas que fue objeto de la investigación abierta por la comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio. O'Leary atribuye directamente su decisión al impacto, según él insostenible, que tendrá en las tarifas el veredicto de De Palacio. Puede ser. La ruta, sin embargo, sufría la dura competencia de otras líneas aéreas y del Eurostar, el tren que une Bruselas con Londres en sólo dos horas y media.

O'Leary se libra así de una ruta de baja ocupación. Y, de paso, presiona al Gobierno regional de Valonia, propietario del aeropuerto de Charleroi, que no sólo no ha secundado todavía el anunciado recurso de Ryanair contra la decisión de De Palacio, sino que además coquetea ya con otras líneas de bajo coste. 'Si las autoridades valonas no comparten nuestra visión', advierte el irlandés, 'habrá nuevas reducciones y cierre de rutas'. Y O'Leary sabe que, en el capitalismo del siglo XXI, el socio que manda es el que pone los clientes.

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