Los beneficios se disparan
Las grandes empresas españolas que cotizan en el Ibex 35 cerraron el año pasado con un récord de beneficios, tras dos de retroceso. Los números negros de los componentes del selecto índice bursátil van a sobrepasar con creces los 20.500 millones de euros. Al margen del hito, 2003 se puede definir como el año de la consolidación, después de la purga, del periodo de convalecencia que supuso el ejercicio precedente. Y es que 2002 fue el año de los saneamientos, muy especialmente de Telefónica y de los bancos.
Una de las claves de este espectacular crecimiento de los beneficios, sustentada en unos balances limpios, han sido las fusiones. Operaciones de concentración como la de ACS y Dragados, Sacyr y Vallehermoso o Metrovacesa y Bami ya están empezando a dar sus frutos. Eso ha ido acompañado, además, del retorno generalizado a los negocios tradicionales. Los responsables de las grandes empresas están ejecutando a rajatabla la vieja máxima de 'los experimentos, con gaseosa'.
Los resultados extraordinarios también han aportado su granito de arena al tirón de los beneficios. Pero, lo que es más interesante, este abanico de factores más o menos excepcionales se ha mezclado con una evolución operativa pura notable. Los resultados brutos de explotación también alcanzaron su récord particular, con un crecimiento del 2,1%, un 5,7% si se contabiliza sólo a las empresas no financieras. Y ello con una tendencia al alza de los ingresos.
El de 2003 fue, en consecuencia, un ejercicio sobresaliente para las empresas españolas de referencia. Pero no sólo por el récord de beneficios alcanzado. También porque en él se han terminado de poner las bases para que ese logro no sea flor de un día.