Adiós a la ventanilla
La banca española sigue empeñada en eliminar la atención al público en ventanilla y trasladar todos sus servicios a los cajeros automáticos. Ayer mismo, la CECA dio a conocer un estudio en el que se recoge que los clientes de las cajas hacen el 39,2% de sus operaciones a través de cajeros. Esta transformación ofrece un amplio abanico de posibilidades para las entidades. En primer lugar, les resulta más barato. Una operación en ventanilla les cuesta el doble que si se efectúa en un cajero. Pero es más, eliminando los puestos de ventanilla, la entidad puede reforzar la venta de seguros, fondos de inversión, de pensiones o tarjetas de crédito. Operaciones todas ellas que requieren un trato más personalizado y que, a la vez, dejan un margen notable en momentos de tipos de interés históricamente reducidos. Esta renovación de la banca debe hacerse, sin embargo, con sumo cuidado, pues puede chocar con los intereses de los clientes. Prácticas como restringir horarios de pago de recibos de la luz o el agua ya han recibido quejas contundentes de los consumidores. No en vano, la materia prima con las que trabajan bancos y cajas es las más delicada que existe: el dinero de los demás.